Una de las recomendaciones más escuchadas en el mercado de valores es: Compra barato y vende caro. En principio parece una absoluta obviedad, carente de todo valor práctico, pero lo que subyace detrás de esta recomendación es que hay momentos en las bolsas, en que las condiciones externas hacen que las compañías coticen claramente por debajo de su valor intrínseco, lo que hay que aprovechar para tomar posiciones, mientras que hay otros en los que las circunstancias provocan subidas de los títulos por encima de lo que realmente valen, lo que debe ser aprovechado esta vez para venderlos. Es decir, compren barato y vendan caro.
Bien, pues en este punto hay que introducir la Hipótesis de Eficiencia de los Mercados (EMH). Esta teoría es una de las bases de la teoría financiera moderna desarrollada a partir de los años 50, y sigue siendo generalmente aceptada a nivel teórico-académico.
La hipótesis asume, explica Nicolás López de M&G A.V., que en cada momento los precios de una acción recogen toda la información disponible sobre la misma, por lo que los valores siempre cotizan a su valor justo en función de sus expectativas de rentabilidad y riesgo. En este sentido, los inversores no pueden ganar dinero de forma sistemática comprando valores “infravalorados” y vendiendo valores “sobrevalorados”, la única forma de ganar más sería eligiendo valores con mayor riesgo. En la práctica esto significaría que en el momento actual para un inversor sería indiferente comprar acciones de Amazon o del Banco Sabadell, pues sus precios ya recogen las diferentes condiciones y expectativas de rentabilidad/riesgo.
Es fácil desechar la EMH ante la evidencia de la gran volatilidad de los precios de las acciones invalida la proposición de que su valoración siempre es la correcta. Desde el año 2015, por ejemplo, Amazon ha multiplicado su precio por 7x mientras que el Sabadell lo ha dividido por 7x. Sin embargo, este comportamiento no invalida la EMH que lo único que dice es que, en aquel momento, con la información disponible, sus precios ofrecían unas expectativas de rentabilidad/riesgo iguales y no era posible saber a ciencia cierta que uno iba a comportarse mejor que el otro. Lo que ha pasado en estos años es que las condiciones del Banco Sabadell no han dejado de deteriorarse, mientras que las de Amazon no han dejado de mejorar, lo que explica la persistente subida de una y la caída de la otra. Es decir, la EMH dice algo muy obvio y que es más o menos cierto, que es que en cada momento los precios reflejan las expectativas generales de todos los inversores sobre un valor y no es posible estar seguro de si en el futuro lo hará mejor o peor que los demás.
De hecho, a nivel agregado es evidente que la EMH se cumple, pues está demostrado que el conjunto de los gestores no bate al mercado. Otra cosa es a nivel individual, donde está claro que hay inversores o gestores que muestran una mayor habilidad para batir al mercado que otros. Seguro que hace cinco años hubo inversores que decidieron que la tecnología era una mejor inversión que los bancos y eso habrá hecho que obtengan unas rentabilidades mejores que la media del mercado. Pero esa decisión no se basa en un conocimiento objetivo demostrable, sino más bien en una intuición personal por lo que no desmiente la idea de la EMH.