Fue hace ahora más de 10 años. Sí, sería a mediados de los noventa.
Estábamos desayunando un grupo de compañeros en un Evento de clientes fuera de Madrid. Y uno de ellos puso sobre la mesa un Motorola enorme, diciendo que esto sería el futuro. El resto sonreímos, algunos más críticos que otros sobre semejante sentencia.
El resto de la historia ya la conocen.
Miren este cuadro…
De acuerdo con nuestros datos, la inversión mundial en tecnología financiera era de 1.8 bn. en 2010. Pero cinco años más tarde supera los 19 bn.
¿Dónde? El 70 % de esta inversión se ha centrado en pagos en el área de consumo.
Y es precisamente el mayor segmento de ingresos, casi el 50 %, de la banca mundial.
Pero, con todo, mis analistas consideran que con toda la inversión desarrollada hasta el momento apenas un 1 % de los ingresos de bancos de consumo han migrado a los nuevos modelos digitales. ¿Qué está fallando? Probablemente nada: sigue un proceso natural de adaptación. Pero, el tiempo puede pasar muy rápido en este tema como exponencial es el crecimiento que observamos en este tipo de inversión.
China precisamente como ejemplo…
¿Qué decisión pueden tomar los bancos? Quizás adaptarse progresivamente al cambio del cliente, más sesgado con el tiempo a canales digitales en los medios de pago y gestión de su dinero. Una oferta digital competitiva, reducido y moderno número de oficinas y dejando flexibilidad para que sea el cliente el que decida.
¿Es la solución? ¿y qué otra cosa se puede hacer?