El S&P500 inició a mediados del mes de abril la temporada de resultados, de las publicaciones empresariales se desprende qué, el nivel de beneficios empresarial sufre una contracción notable durante el inicio de la nueva etapa de resultados. La caída del beneficio por acción se ha situado en torno al 9% durante el primer trimestre del año. De confirmarse esta tendencia, nos encontraríamos ante el tercer trimestre consecutivo en negativo, por lo que se podría considerar que se encuentra en una recesión de los beneficios. Este no es un hecho aislado, ya que se dieron tres trimestres en negativo durante el año 2015. En contra de la tendencia histórica para estos casos podríamos encontrarnos ante una situación atípica de mercado, rompiendo con el patrón tradicional.
Históricamente desde los años setenta el 75% de las veces que ha habido una caída en los beneficios de las empresas del S&P ha sido el presagio de una recesión económica norte-americana. En las excepciones, se da la casualidad de que la caída de los beneficios empresariales no va acompañada de una reducción del nivel de crecimiento de la economía, sino de un nivel de precios fuerte del dólar respecto del resto de divisas. Con niveles de apreciación creciente, a la par que una reducción en los precios del petróleo. Esta situación se confirma por los hechos acontecidos en primer lugar en 1998 y anteriormente, en 1985.
En relación a estos sucesos históricos podemos observar paralelismos con la situación actual. El dólar se ha apreciado respecto del conjunto de divisas. Y el nivel de precios del petróleo ha sufrido una fuerte contracción, por lo que podemos afirmar que el petróleo ha tenido un papel muy importante en la reducción de los beneficios empresariales del S&P, si excluimos del estudio las empresas energéticas, los beneficios empresariales se han mantenido relativamente estables durante los últimos trimestres. En cualquier caso la concentración de caídas en los beneficios no se puede considerar argumento de peso para la negación del objeto de estudio, rechazando la relación intrínseca entre caída de los beneficios y recesión de la economía. Además muchas empresas que no son del sector energético también han experimentado una reducción de sus beneficios. Según los datos de beneficios de la contabilidad nacional, un 57% de los sectores no energéticos han sufrido un recorte en los beneficios durante el cuarto trimestre del año 2015.
La caída de los beneficios no parece asustar a los inversores, que siguen apostando por la excepción que confirma la regla, alejando los fantasmas de una nueva recesión. Fundamentalmente se debe a que pese al peso relativo de las compañías energéticas en la economía, la caída del precio del petróleo debería beneficiar al conjunto de la economía norte-americana. Además no se han reducido los márgenes empresariales, por lo que los empresarios todavía disponen de margen de actuación. El precio del petróleo ha ido incrementando sustancialmente durante las últimas semanas situándose en máximos del mes de noviembre, superando los 50$/Barril, además la apreciación del dólar se ha estabilizado, la divisa se mueve hacia zonas cómodas para la economía. Por último los datos macroeconómicos publicados en relación al mercado laboral, niveles de precios y niveles de consumo, apuntan ante un horizonte de crecimiento económico ni solido ni recesivo.
A pesar de que los datos muestren con un nivel de significación elevado que la economía se encuentra ante la excepción, en una zona de crecimiento económico, será necesario estar atento a la evolución de los resultados empresariales. Con todo ello y basándose en los hechos historicos, podemos afirmar... para leer el artículo completo dirijase a la web de 3MBOLSA.
Damia Rey- Profesor de Teoría Económica Universidad de Barcelona.
Fernando Muñoz Belart- Analista Financiero.