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¿Está usted entre los más ricos del mundo?

por Laissez Faire Hace 8 años
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El populismo de izquierdas suele caricaturizar las dificultades económicas que atraviesa la mayor parte de Occidente como una lucha entre ricos y pobres: hay gente que es muy pobre porque hay otra gente que es muy rica. La tarta está dada y si unos tienen mucho es necesariamente porque otros tienen poco. De todo ello se colige que la forma de acabar con las miserias de la crisis pasa por redistribuir la riqueza: quitársela a los ricos y dársela a los pobres.

El argumentario populista puede someterse a muchas críticas: desde un punto de vista ético, es necesario insistir en lo profundamente inmoral que resulta usar la coacción estatal para robarle a la gente la propiedad que ha adquirido de un modo pacífico; desde un punto de vista económico, es menester recordar que la tarta de la riqueza no está dada y que, por tanto, los pobres pueden prosperar sin necesidad de empobrecer a los ricos: basta con que el Estado no les impida salir adelante mediante altos impuestos y mediante grotescas regulaciones redactadas normalmente a medida de los lobbies de turno. Pero hay otra cuestión que resulta pertinente plantear: ¿quiénes son esos ricos a los que el populismo de izquierdas quiere empobrecer para empoderar a los pobres?

Lo habitual es pensar que los ricos siempre son “otros”. Pero si adoptamos una perspectiva global, la inmensa mayoría de españoles se hallaría entre los más ricos del planeta: todo ciudadano que ingrese cada año un sueldo de más de 25.000 euros se encuentra entre el 1% de personas con mayor renta del planeta; todo aquel que ingrese más de 10.500 al año, se halla entre el 10% con mayor renta. A su vez, toda persona que posea un patrimonio neto de más de 590.000 euros, figurará entre el 1% de personas con mayor patrimonio del mundo; toda la que posea un capital de más de 65.000 euros, entre el top 10%. ¿De verdad la solución pasa por empobrecer a estos “ricos” instaurando un impuesto global para redistribuir su renta y su patrimonio? No: la solución pasa por enriquecer a los pobres. Y, para ello, sólo hay un camino: libertad, libertad, libertad.


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