La noche de ayer fue una de las más largas y negras que se recuerdan en los mercados financieros. Desde que empezaran a conocerse los primeros resultados, las bolsas empezaron a darse cuenta que todos los sondeos y las estimaciones de las casas de apuestas podían haber mostrado una realidad equivocada.
El movimiento en cadena que podía provocar una salida del Reino Unido de la Unión Europea, era una pesadilla que terminó convirtiéndose en realidad. El hecho de que los resultados se fuesen conociendo de madrugada hicieron pensar a más de uno que todo se trataba de un mal sueño de verano, pero la verdad es que todo lo que estaba pasando en los mercados era la pura, cruda y dura realidad. Y así empezó a caer la libra en un movimiento bajista de los más agresivos que se recuerda, provocando a su vez la caída de los índices mundiales y la apreciación de activos refugio como el Dólar, el Yen y el Oro, que a su vez provocaba depreciación en materias primas como el petróleo.
Un "crash" en la bolsa que podemos ya anotarlo en los libros para en un futuro tener una historia más que contar a nuestras futuras generaciones. Nunca olvidaremos está pasada noche de San Juan, en la que los mercados también ardieron como cualquier hoguera más.
Y a partir de ahora que podemos esperar. Está claro que nuestra querida volatilidad ha venido para quedarse una temporada. Se abre un escenario incierto en el corto, medio y largo plazo ya que el proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea puede ser un proceso largo que dure más de dos años. De primeras deberíamos esperar la intervención de los Bancos Centrales para calmar a los inversores y dar una respuesta rápida que pueda convencer, de lo contrario no sería de extrañar que pronto volvamos a encontrarnos con los mínimos de 2012 en el corto plazo.