La depreciación del yuan puede suponer una serie de consecuencias que son importantes conocer para que llegado el caso no coja desprevenido a ningún inversor. Vamos a abordar este asunto en el presente artículo, aprovechando algunas cosas que ya escribí también en el blog en su momento.
The Wall Street Journal reflejó muy bien la situación en su momento: “Para los mercados emergentes, la aparente determinación de la Fed de ajustar la política monetaria trae recuerdos desagradables. En 1981-1982, 1994 y 1997-1998, alzas de las tasas de interés en EE.UU o el temor a ellas golpearon a los países y las empresas que se endeudaron en dólares, lo que precipitó la crisis.
Al comienzo de 1997, muchas divisas de mercados emergentes estaban vinculadas al dólar. Esos tipos de cambio fijos habían estabilizado la inflación y dado certeza a los inversores y a los exportadores. No obstante, también alentaron a los gobiernos, los bancos y las empresas a contraer grandes deudas en dólares, que era más barato que tomar préstamos en moneda local y a los extranjeros a prestar en moneda local. Los crecientes déficits comerciales, no obstante, hicieron que esas tasas de cambio fijas fueran insostenibles. Para contrarrestar las presiones bajistas, los bancos centrales gastaron sus escasas reservas internacionales en compras de divisas locales. Con el tiempo, sin embargo, se vieron obligados a devaluar, empezando por Tailandia y más tarde Filipinas, Malasia, Corea del Sur, Indonesia, Rusia y Brasil”.
¿Y qué sucede con España? Pues más bien poco, porque exportamos muy poquito a China (apenas 4.000 millones de euros, lo que representa el 1,75% de nuestras exportaciones), nuestro grueso de exportaciones se dirigen a la Unión Europea, nada más y nada menos que un 64-65%.
Dentro de la UE, Alemania y Francia tienen una mayor exposición que nosotros a China, pero tampoco debiera de ser un gran problema para la zona euro, ya que Europa tampoco tiene una cuota de exportación demasiado elevada, y no olvidemos que el BCE sigue estando detrás
En agosto del pasado año les comenté que el Banco de China podría seguir depreciando en los próximos meses el yuan para estimular su sector exportador, y podríamos estar hablando aún de un 10% más. Y este escenario fue el que se originó. El dólar americano acusó todo ello entre otras razones porque varios bancos chinos vendiendo dólares para mantener estable la cotización del yuan.
Y es que la devaluación del yuan en agosto del 2015 provocó una fuerte salida de capital con los inversores buscaron refugio en el extranjero. De momento,ha retrocedido a nuevos mínimos tras la victoria del Brexit.
¿Pero qué consecuencias supone un yuan depreciándose? Para empezar, las empresas europeas con fuerte exposición en China se verían afectadas, ya que la capacidad de compra de bienes extranjeros sería inferior para el gigante asiático. Además, también puede influir en la política de la Fed y del BCE. De la Fed porque podría retrasarse el alza de tipos de interés por la presión bajista en la inflación de unas importaciones más baratas. Por su parte, el BCE podría prolongar por esta misma razón el plan de compras de deuda.
Seguramente, el banco central de China esté dispuesto a permitir que el yuan caiga a 6,8 contra el dólar este año para apoyar a la economía.