Los créditos rápidos son uno de los productos de financiación estrella en Internet de los últimos años. En su mayor parte, consisten en préstamos por importes relativamente reducidos y emitidos en un plazo muy breve de tiempo. Además, son comercializados por empresas que operan mayoritariamente en Internet, de manera que todo el proceso de solicitud y concesión suele tener de forma online y sin apenas gestiones de ningún tipo.
Este tipo de alternativa de financiación nació como respuesta a una demanda creciente por parte de los Internautas que buscaban una opción a los préstamos bancarios, especialmente, cuando las condiciones establecidas por éstos hacían imposible obtener crédito alguno.
Fundamentalmente, existen 2 tipos de créditos rápidos: Los conocidos con ese mismo nombre “Créditos rápidos” y los más recientes “microcréditos”. Lo cierto es que con el paso del tiempo y la evolución de los productos ofrecidos por sus respectivas entidades, las diferencias entre unos y otros han ido estrechándose cada vez más. No obstante, aún es posible señalar una serie de factores distintivos:
Los créditos rápidos suelen requerir un proceso de tramitación y concesión de entre 24 y 48 horas. No cabe duda de que se trata de un plazo increíblemente breve. Sin embargo, si lo comparamos con el tiempo de concesión de los microcréditos, no resulta raro que éstos últimos estén comenzando a ganar la partida. En este caso, el lapso que transcurre desde que se inicia la solicitud hasta que el dinero llega la cuenta del cliente no suele superar los 15 minutos. Gracias a los sistemas de automatización online de la comprobación de datos y la emisión de transferencias, estas empresas han logrado acelerar el proceso de una forma abrumadora.
Si bien en ambos casos, los requisitos que se solicitan al cliente son muy reducidos, los microcréditos son, sin lugar a dudas, los de condiciones más laxas. Mientras que aún es posible que se nos solicite acreditar algún tipo de ingreso regular por parte de las entidades de créditos rápidos, aquellas que emiten microcréditos se limitan a solicitar los datos de identificación, el número de cuenta y un número de teléfono móvil.
La diferencia más llamativa entre estos préstamos radica en el dinero que se puede solicitar. En el caso de los microcréditos, es raro encontrar cantidades superiores a los 1,000 euros. Además, estos importes suelen estar destinados a clientes recurrentes que ya hayan probado su solvencia devolviendo créditos anteriormente. Tratándose de los créditos rápidos, podemos llegar a solicitar cantidades mucho más elevadas que alcancen los 5.000 ó 10.000 euros, cifras récord teniendo en cuenta la velocidad y facilidad para obtenerlos.
Si bien en ambos casos, estamos ante herramientas de financiación considerablemente caras, las diferencias son bastante llamativas. Algunos créditos rápidos guardan cierta similitud con los préstamos personales tradicionales, de forma que es posible beneficiarse de créditos rápidos con una TAE entre el 7% y el 18%. Por supuesto, también hay créditos rápidos que establecen una TAE de alrededor del 500% TAE. Sin embargo, los microcréditos se llevan la palma, pudiéndose encontrar cifras que rondan el 4.000% TAE.
Los plazos de devolución son el otro factor en el cual las diferencias todavía se mantienen considerablemente. Los mini-créditos suelen tener que devolverse en un plazo máximo aproximado de entre 30 y 60 días; mientras que sus hermanos mayores plantean plazos de varios meses, o incluso años.
La ausencia de papeleo, unida al hecho de que la tramitación tenga lugar de forma online, suponen una gran agilización en el proceso de tramitación de los créditos rápidos. En los casos más exigentes, es posible que se nos solicite enviar una copia escaneada o fotografiada de la última nómina a través del correo electrónico. También suele permitirse el envío por mensajería, en cuyo caso el proceso puede demorarse un poco más.
Como ya hemos indicado al principio, lo más habitual es que el dinero llegue a nuestra cuenta corriente en un plazo de entre 24 y 48 horas. Este plazo se puede reducir a apenas 15 minutos, en el caso de los microcréditos. El único factor que puede afectar a la llegada temprana del dinero es el hecho de que el banco de la entidad concedente no sea el mismo que el del cliente, o bien que la solicitud tenga lugar en fin de semana. En ambos casos, la tramitación podría demorarse 24 horas o hasta el siguiente día laboral.
Mientras que con los préstamos personales suele ser necesario informar de objeto al que se destina el dinero, los créditos rápidos son concedidos sin hacer preguntas de ningún tipo. Es más, en muchos casos, ni siquiera es necesario hablar personalmente con nadie, sino que todo el proceso tiene lugar a través de Internet.
Dadas las características de los créditos rápidos, su utilización resulta oportuna en aquellos momentos en los que se necesita dinero con cierta celeridad y no se dispone de otras alternativas. Las enormes diferencias entre unos créditos rápidos y otros hacen imposible indicar una casuística generalizada para todos ellos. Después de todo, aquellos créditos rápidos que se asemejen en sus condiciones a un préstamo personal, bien pueden utilizarse exactamente de la misma manera. Por el contrario, aquellos casos en los que las condiciones sean más duras deberían reservarse para ocasiones de extrema urgencia, y siempre con la convicción de que se dispondrá de la liquidez suficiente para hacer frente a los pagos oportunos conforme lleguen los cargos de las cuotas.
Si no se tiene la completa seguridad de que se podrá devolver el crédito rápido o no se dispone de una fuente de ingresos regular, lo más recomendable es buscar otras alternativas o prescindir de la financiación hasta que llegue un momento más propicio.