El mero título de la nota del FMI que ayer cayó en mis manos asusta: Reducción de la deuda, Ajuste fiscal y Crecimiento en economías bajo un escenario de restricción de crédito. Y quizás es más deprimente porque, en el fondo, es nuestro escenario.
Por un lado, reducción imperiosa de la deuda de todos los sectores de la economía, lo que conlleva menor oferta de crédito de la banca (¿ha finalizado su desapalancamiento?), más desconfianza hacia el futuro (lamentablemente, la deuda pública ya cerca del 100 % del PIB) y menor disposición de gasto e inversión desde el sector privado.
Por lo que respecta al ajuste fiscal, es cierto que todos hemos aceptado que a corto plazo es imprescindible ser flexibles. La Comisión Europea, la primera. Pero, también es evidente que se trata de un mero aplazamiento de una reducción del déficit estructural que sólo se puede producir con medidas de largo plazo. La recuperación cíclica no conlleva una mejora estructural del déficit. Y en países como España, un déficit estructural del 6 % del PIB va a seguir requiriendo ajustes estructurales para atajarlo y reconducir el crecimiento de la deuda. Esto último será prioritario en los próximos años.
¿Y qué se puede decir de la restricción de crédito? Llevará tiempo normalizarlo, sin que esto suponga que podamos recuperar el nivel y la facilidad de financiación previa a la Crisis. Por el contrario, no sólo es que vivamos un cambio estructural en la oferta de crédito hacia la financiación al por mayor frente a la bancaria actual. Además, será más caro y probablemente con mayores garantías para obtenerlo. O de costes, entre ellos los derivados de una mayor transparencia por parte de las empresas en especial de las pequeñas.
¿Y la política monetaria? Limitada por el mal funcionamiento del multiplicador monetario, ha asumido más riesgos de lo aceptable al adentrarse en un terreno desconocido como es la compra de activos en el mercado (en el conjunto de los países desarrollados) y multiplicar su balance hasta cuatro o cinco veces su tamaño anterior a la Crisis. Tipos nulos son imprescindibles para mantener la dinámica del mercado y facilitar la financiación. Su prolongación en el tiempo, sin embargo, pueden afectar a las expectativas de los agentes económicos y generar presiones deflacionistas en un escenario de limitada demanda final.
Naturalmente, todos los factores anteriores se interrelacionan. Por ejemplo, el ajuste fiscal y el deterioro del balance financiero. El FMI estima en un 10 % del PIB el coste promedio del saneamiento del sector en los países desarrollados. Por el momento. O precisamente la reestructuración del sector financiero, desapalancamiento y deterioro de activos, en un contexto de restricción de financiación, con la restricción de crédito bancario. Y en países como España este modelo de crédito supone casi el 90 % del total para las pequeñas empresas. Tampoco podemos pasar de largo como el deterioro fiscal y los potenciales excesos en política monetaria puedan producir un deterioro de las perspectivas a medio y largo plazo que finalmente perjudiquen la propia recuperación del gasto e inversión productiva de los agentes económicos. ¿Ven todo esto como excesivo? Quizás es que están demasiado influidos por la bondad y el optimismo que transmiten los mercados financieros. Pero no confundamos el bálsamo que suponen con la solución a los problemas. Aunque esto no significa que no existan respuestas a estos problemas.
¿Cómo los valora la Nota del FMI?
* Mejor hacer más graduales y adaptados a la situación los ajustes fiscales al no poder ser compensados por la recuperación de la demanda privada.
* Los ajustes de la demanda, en términos de reducción del gasto, pueden ampliar los efectos deflacionistas derivados de la contracción de la demanda interna
* La inversión pública puede ser clave para mantener el crecimiento potencial de la economía: es imprescindible crear las condiciones para mejorar las perspectivas de crecimiento a medio plazo
* Los ajustes fiscales a través de un aumento de impuestos, por ejemplo imposición directa a través de aumentar la base de imposición, pueden ser beneficiosos en términos de mejorar las expectativas de crecimiento a medio y largo plazo
* Reformas estructurales que busquen aumentar la competitividad en el producto y mercado de trabajo pueden también facilitar la estrategia de reducción de la deuda en el tiempo
Y tiempo. Mucho tiempo. Demasiado para lo que nos gustaría.