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La inversión en tierras

por Ismael de la Cruz Hace 8 años
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Les dejo a continuación mi aportación en La Razón, aunque aún no ha salido publicado el reportaje, cuando se produzca lo publicaré también.

Siempre se ha tenido la inversión en tierras como un activo seguro, que no se puede robar y que no se deteriora con el paso del tiempo. También es cierto que está menos expuesto a la volatilidad de los precios que el mercado del ladrillo.

Pero la idea básica a la hora de invertir en tierras es tener claro que se hace como bien de producción en vez de como valor de especulación. Pero no siempre sucede así, los inversores adquieren tierras no para cultivarlas sino para mantenerlas y venderlas más adelante de cara a obtener una plusvalía y eso implica riesgos.

Y es que convendría no olvidar que es una inversión que se caracteriza por su iliquidez, es decir, cerrar una operación lleva bastante tiempo, no es un mercado tan rápido y dinámico como el de inmuebles.

Desde el año 2007 hasta enero del 2014, el precio del suelo cayó un 44%, en cambio el precio de la tierra descendió un 13%, siendo el año 2009 el peor con recortes del 4,6% y el año 1992 el de peor recuerdo con desplome del 12%.

Estas caídas implican que el valor de las tierras se va acompasando a la rentabilidad de los cultivos, lo cual hace que este tipo de inversión cobre de nuevo interés.

Por regla general, uno de los factores que más influye en la evolución del precio de la tierra es la reforma de la Política Agraria Común (PAC), de la cual depende cuánto se recibe por hectárea. La cuestión es que si no hay ayudas o se reducen, la demanda cae y con ello el precio (y viceversa).

No se puede obviar que se trata de una inversión compleja, entre otras razones porque existe una variedad sectorial enorme que tiene una rentabilidad diferente en función de la provincia de la que se trate, así como del tipo de terreno, puesto que no es lo mismo invertir en terrenos de regadío que de secano.

Lo idóneos es apostar por tierras de regadío (que representan el 60-65% de las tierras en España), entre otras razones porque las de secano están muy vinculadas a la meteorología y su evolución está marcada por las lluvias y en épocas de sequía se resienten bastante.


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