Parte 2 - Investigando la idoneidad de la pregunta
Reconozcámoslo, la situación en la que estamos, como se resumía en la parte 1, es compleja. Como a muchos comentaristas les gusta exponer, todavía hay un montón de petróleo, carbón y gas restante "bajo tierra". Desde 2014, ha habido un apogeo de debates, unos en relación con el supuesto "exceso de petróleo", otros en relación con lo bajos que pueden llegar a estar los precios del petróleo, otros en cómo los altos precios pueden dispararse tan pronto como la demanda aumente y el exceso de suministro se desvanezca, y, en medio de todo esto, lo que puede o no puede pasar con las renovables. En mi opinión, y a pesar de la confusión reinante, no es imposible analizar la situación con rigor, dejando de lado lo que puede parecer de sentido común pero que no resiste el más mínimo escrutinio. Por ejemplo, en la parte 1 la data ha indicado que la mayor parte de lo que queda de combustibles fósiles es probable que se quede donde está, bajo tierra, sin que sea preciso implementar políticas de gestión de recursos siempre difíciles de acordar, simplemente porque esto es lo que dicta la termodinámica (y hasta cierto punto la geología).
Podemos avanzar un poco más en la discusión si tenemos muy en cuenta que el mundo industrial globalizado, y por extensión todos nosotros, no "vivimos" de los recursos fósiles sino de la energía neta entregada por el sistema energético global; y si también tenemos en cuenta que, en esta materia, los combustibles para el transporte derivados del petróleo son la clave, ya que sin ellos, ninguno de los otros recursos fósiles y nucleares pueden ser movilizados y el propio mundo industrial globalizado no puede funcionar.
En mi experiencia, la mayoría de las veces, cuando uno se ve en frente de un espectro de puntos de vista conflictivos tan amplio, especialmente con asuntos relacionados con la física y las ciencias sociales, la falta de acuerdo es indicativo de que las preguntas fundamentales no están bien formuladas. Al físico David Bohm le gustaba recalcar: "En las investigaciones científicas, un paso crucial es la pregunta correcta. De hecho, cada pregunta contiene suposiciones previas, en gran medida implícitas. Si estas suposiciones son incorrectas o confusas, la pregunta misma está mal, en el sentido de que el tratar de responderla no tiene ningún significado. Por lo tanto, uno tiene que investigar la idoneidad de la pregunta".
Aquí es importante, en términos de análisis del sistema, diferenciar entre la industria energética global y el mundo industrial globalizado. La industria energética global es directamente la principal víctima de la termodinámica, y dentro de la industria energética global, la industria del petróleo es clave ya que, como se ve en la parte 1, ésta es la primera en llegar al límite termodinámico de la extracción de recursos y, ya que la industria petrolera condiciona la viabilidad de las demás componentes de la industria energética global, en su estado actual y dentro del marco de tiempo restante, estas componentes no pueden sobrevivir al eventual colapso de la industria del petróleo. Por otro lado, el mundo industrial globalizado se ve afectado por el declive termodinámico con un desfase, principalmente porque está amortiguado por la deuda - por lo que para cuando el impacto del colapso termodinámico de la industria del petróleo se vuelva innegable será demasiado tarde para hacer algo al respecto.
A nivel micro, la deuda puede ser "buena" - por ejemplo, una empresa pide prestado para expandirse y luego reembolsa su deuda, etc.... A nivel macro, puede ser, y de hecho ya se ha convertido, en letal, ya que la deuda global ya no puede ser reembolsada (yo estimo que la energía equivalente a la deuda global actual, de estados, empresas y hogares, es del orden de unos 10.700 EJ, mientras que el consumo de energía actual del mundo es del orden de 554 EJ; ya no es factible "cerrar la brecha").
Los precios del petróleo están cayendo al suelo
Figura 4 - La señal de radar de un Pearl Harbor del Petróleo
En resumen, el mundo industrial globalizado ha estado viviendo en un permanente incremento de la deuda total desde alrededor del tiempo en que la energía neta del petróleo per cápita alcanzó su punto máximo a principios de 1970. La crisis de 2007-08 fue un disparo de advertencia. Desde 2012, hemos entrado en la última etapa de esta triste saga - cuando la industria del petróleo comenzó a usar más energía (uno debería hablar de hecho de exergía) dentro de sus propias cadenas de producción que lo que entrega al mundo industrial globalizado. Desde ese punto en adelante recuperar el actual sistema financiero fiduciario ya no es factible.
Este punto 2012 marcó un cambio radical en los marcadores de precios [1]. La figura 4 combina los análisis de TGH (El Grupo Hills) y la mía. A finales del 2014 vi el comienzo de la caída de los precios del petróleo como una señal de una pantalla de radar. Siendo muy conscientes de que las Tasas de Retorno Energético combinadas (TRE, que en inglés se designa por las siglas EROEI) del petróleo y gas ya habían pasado por debajo del umbral mínimo de 10:1 (el umbral mínimo que se cree necesario para mantener una sociedad similar a la actual), entendí que este crash fue diferente de los anteriores: los precios estaban de camino hacia el suelo. Entonces me di cuenta quelo que TGH había anticipado esta tendencia meses antes, que su análisis era robusto y estaba siendo corroborado por el mercado tanto antes como después.
Hasta 2012, el factor determinante del precio del petróleo era el coste total de la energía consumida por la industria del petróleo. Hasta entonces el mundo industrial globalizado podía soportar más o menos felizmente la traslación de esos costes al precio del petróleo, en un valor alrededor o por encima de los 100 $/barril. Éste ya no es el caso. Desde 2012, el factor determinante del precio del petróleo es lo que el mundo industrial globalizado puede permitirse el lujo de pagar a fin de seguir siendo capaz de generar un crecimiento residual del PIB (y en tiempo prestado) bajo la influencia de una Reina Roja que se está quedando sin "aliento" termodinámico. Yo llamo el proceso en que estamos un "Pearl Harbor del Petróleo", el cual tiene lugar en una especie de cámara lenta fantasmagórica. Esto ya no es recuperable. Dentro de unos diez años la industria del petróleo como la conocemos se habrá desintegrado. El mundo industrial globalizado está actualmente sin defensa para afrontar esta amenaza.
El Rey Dragón del petróleo evanescente
Figura 5 - La "Mano de la Energía"
Para ilustrar cómo funciona la industria energética global a menudo comparo sus flujos de energía a los cinco dedos de una mano: todos ellos son necesarios y todos ellos estén vinculados (Figura 5). Bajo el efecto de la Reina Roja, la industria energética global está perdiendo progresivamente sus "nudillos" uno a uno como en una especie de lepra invisible - todavía imperceptible a causa del "velo" de la deuda que oculta las pérdidas progresivas y más fundamentalmente debido a lo que me refiero en la parte inferior de la figura 5, es decir se encuentra en lo que llamo El Rey Dragón del petróleo evanescente.
Un Rey Dragón es un concepto estadístico desarrollado por Didier Sornette del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich, y por algunos otros investigadores, para diferenciar los eventos y procesos de alto impacto y alta probabilidad de eventos del tipo Cisne Negro, es decir, acontecimientos que son de baja probabilidad y de alto impacto. Yo lo llamo a este proceso el del Petróleo Evanescente porque lo que está provocando es el rapidísimo desvanecimiento de la energía neta por barril. Es un Rey Dragón, es decir, un proceso inesperado de alta probabilidad, y de alto impacto, simplemente porque casi ninguna de las élites que toman las decisiones está familiarizada con la termodinámica de sistemas complejos que operan lejos del equilibrio; ni están familiarizadas con el funcionamiento social real de las sociedades en las que viven. Los investigadores han estado advirtiendo sobre la alta probabilidad de que algo como esto acabe pasando al menos desde las obras de los Meadows en la década de 1970 [2].
El Rey Dragón del Petróleo Evanescente es el resultado de la interacción entre el desvanecimiento de la energía neta, el cambio climático, la deuda y el espectro completo de los problemas ecológicos y sociales que han ido en aumento desde principios de la década de 1970 - como he señalado en la Figura 1, el Rey Dragón de Petróleo Desvanecente está en el proceso de descargar una "tormenta perfecta" lo suficientemente fuerte como para poner al mundo industrial globalizado de rodillas. El Pearl Harbor del Petróleo lo marca la entrada a plena ritmo del Rey Dragón del Petróleo Evanescente.
Para explicar esto mejor, con referencia a la figura 5, el petróleo representa alrededor del 33% del consumo mundial de energía primaria (datos del anuario estadístico de BP). Los combustibles fósiles representaron alrededor del 86% de la energía primaria total en 2014. Sin embargo, el carbón, el petróleo y el gas no son como tres cajas cuidadosamente colocadas una al lado de la otra desde las cuales la energía fluye como por arte de magia, como la mayoría de los economistas asumen.
En el mundo real (es decir, fuera del mundillo en que los economistas viven), las cadenas de suministro de energía forman redes, y bastante complejas. Por ejemplo, se necesita electricidad para elaborar muchos productos derivados del petróleo, el carbón y el gas, mientras que la electricidad se genera sustancialmente de carbón y gas, y así sucesivamente. Más concretamente, como se señaló anteriormente, debido a que el 94% de todo el transporte es a base de petróleo, el petróleo se sitúa en la raíz de todo el conjunto completo de redes energéticas complejas y globalizadas. La minería del carbón, su transporte, su procesamiento y su uso depende sustancialmente de los combustibles de transporte derivados del petróleo; y lo mismo ocurre con el gas [3]. Lo mismo se aplica a las plantas nucleares. Por tanto, el colapso termodinámico de la industria petrolera, que ya está en marcha, no sólo es probable que haya culminado dentro de unos 10 años sino que también se encuentra en proceso de desencadenar un efecto dominó (también conocido como una avalancha, o en términos sistémicos, un proceso de criticalidad autoorganizada).
En la actualidad, y en el futuro previsible, no tenemos sustitutos de los combustibles derivados del petróleo que se usan en el transporte que se puedan implementar en el tiempo disponible y que sean asequibles para el mundo industrial globalizado. En otras palabras, el mundo industrial globalizado está cayendo en una trampa termodinámica, en este momento. Como señaló recientemente B. W. Hill, "Para producir petróleo, el mundo está gastando 2.3 billones de dólares por año más que lo que se gana cuando se vende ese petróleo. Ahora mismo el mundo está perdiendo una gran cantidad de dinero para mantener su dependencia del petróleo".
El Síndrome del Hada de los Dientes
Volviendo a la "pregunta sobre la pregunta" de David Bohm, en mi opinión, nos encontramos en esta situación fundamentalmente debido a lo que yo llamo el "Síndrome del Hada de los Dientes", que viene de un comentario muy agudo de B. W. Hill en un debate de internet a principios del año pasado: "Es interesante que ningún analista ha llegado aún a la conclusión obvia de que se requiere de petróleo para producir petróleo. ¿Tal vez creen que lo trae el Hada de los Dientes?" [Nota de Antonio: Este tema también ha sido tratado a menudo en este blog, ver post "Guía apresurada para expertos despistados"]. Esta observación para mí caracteriza vívidamente cómo una gran cantidad de pensamiento mágico domina en el centro de toma de decisiones tanto en la industria energética global y en el mundo industrial globalizado, lo que en otros términos es tomar a la economía como una máquina fantástica de movimiento perpetuo. Creencias delirantes incuestionables llevan a conclusiones erróneas.
Esto no es nada nuevo. He aquí unas pocas palabras para explicarlo. En 1981, me encontré con la antropóloga estadounidense Laura Nader en el Congreso de la Asociación de Australia y Nueva Zelanda para el Avance de la Ciencia (ANZAAS) celebrado ese año en la Universidad de Queensland, en Brisbane. Íbamos los dos como ponentes invitados para impartir seminarios centrados en Energía y Equidad, y en particular sobre cómo las sociedades lidian realmente con los problemas que implica la energía, las crisis energéticas y cómo deciden qué acciones emprender. El título de su ponencia fue "Energía y Equidad, Magia, Ciencia y Religión Revisitadas".
En los últimos años, Laura Nader había tomado parte en los organismos estadounidenses que supervisaron las respuestas a la primera y segunda crisis del petróleo y la industria de la energía nuclear de Estados Unidos (ella fue miembro de la Comisión de Sistemas de Energías Alternativas y Nucleares CONAES, una institución de la Academia Nacional de Ciencias Americana). Como antropóloga, le sorprendió inicialmente por lo que observó y procedió a aplicar sus conocimientos antropológicos para tratar de entender las "tribus" extrañas en las que había aterrizado. El título de su artículo fue un guiño a la famosa obra de Malinowski sobre las Islas Trobriand en 1925.
Malinowski ha señalado que: "No hay personas, no importa cómo sean de primitivas, sin religión o magia. Tampoco… hay razas salvajes [sic] que carezcan ya sea de la actitud científica o de la ciencia, a pesar de que con frecuencia esta falta les ha sido atribuida".
Nader había observado que la toma de decisiones que prevalece en el mundo industrializado en la que ella vivía era también el resultado de una mezcla extraña de "Magia, Ciencia y Religión" con un pensamiento mágico, mítico y cuasi religioso predominante entre las personas que eran vistas y se veían a sí mismas como racionales y que realizaban la toma de decisiones con base en la ciencia. En ese momento yo estaba comprometido en una investigación muy similar, y ya había observado exactamente el mismo tipo de fenómeno en mi propio trabajo de campo de Australasia, y había llegado a conclusiones similares.
De acuerdo con mis observaciones, desde la década de 1970 la prevalencia de este síndrome ha empeorado considerablemente. Esto es lo que intento englobar con el nombre "Síndrome del Hada de los Dientes". Con el Peal Harbour del Petróleo, la influencia incuestionable del Hada de los Dientes está llegando a su fin. Sin embargo, la impronta del pensamiento del Hada de los Dientes sigue siendo tan fuerte que la mayoría de los debates y análisis siguen estando muy confusos, e incluso dentro de los círculos científicos se siguen dando nociones económicas por sentado (como la del mito del progreso humano, la del desarrollo sostenible planetario y la del crecimiento permanente en un planeta finito).
A largo plazo, el efecto final del Rey Dragón del Petróleo Evanecesnte es probable que sea un brusco descenso de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el peligro que veo es que mientras tanto la industria energética global, y sobre todo la industria petrolera, no van simplemente a "enroscarse y morir". Creo que estamos en una situación de "Muerte Lenta". Desde 2012, ya estamos viendo lo que yo llamo la Grande y Loca Lucha por parte de una amplia gama de actores de la industria energética global, que tratan de seguir adelante, mientras todavía pueden, volando a ciegas contra el suelo. El resultado final es difícil de evitar con una industria energética global operando con una eficiencia energética tan sólo alrededor del 12%, es decir, con derrochando aproximadamente el 88% de la energía primaria. La agonía del mundo industrial globalizado es probable que resulte en una gran explosión de las emisiones de la industria energética global, mientras que la energía neta se esfuma. El gran peligro es que el viejo chiste se concretara a una escala planetaria: "la operación fue un éxito, pero el paciente murió"... De ahí mi llamamiento a "investigar la idoneidad de la pregunta" y para el pensamiento sistémico. Estamos en serios problemas. No podemos darnos el lujo de equivocarnos ahora.