El Presidente Draghi en su reciente comparecencia ante el Parlamento Europeo reiteró la importancia de la política monetaria expansiva en un escenario tan complejo como el actual, vinculándola al objetivo final de la estabilidad de los precios. Pero, también echó en falta su relevo por una combinación de políticas fiscales expansivas y reformas. Al final, lo contrario (supongo que seguir utilizando fundamentalmente la política monetaria) sólo nos llevaría a quedar atrapados en un escenario de baja inflación y bajo crecimiento con tipos de interés de equilibrio bajos.
¿Qué dónde quedan aquí los bancos? El Presidente Draghi pidió más ajustes en dimensión, asumiendo que las condiciones financieras tan laxas podrían mantenerse durante mucho tiempo. ¿Cuánto tiempo? Relean la parte final del párrafo inicial anterior.
De hecho, en los últimos días hemos escuchado a varias autoridades europeas pedir ajustes en el número de bancos, ajustes más rápidos en la morosidad, ajustes para una adaptación más rápida al escenario de nueva competencia y ajustes que hagan factibles nuevos modelos de negocio. Ajustes y más ajustes. La banca sigue siendo el gran foco de atención de las autoridades, aunque es cierto que algunas voces (el BCE una de ellas) ya alerta sobre la necesidad de crear una mayor certeza económica a medio y largo plazo que permita tanto una mejora en las perspectivas de inflación como que también reduzca parte de las consecuencias negativas de tener tipos de interés tan bajos. Y aquí me refiero a la propia estabilidad del sector financiero, más allá de los ajustes que todos le demandan.
En abril de este año Eurostat realizó una encuesta a grandes empresas europeas (25 industriales y 19 de servicios), centrada en los próximos retos en la producción. Estas empresas sumaban más de 2.2 M. de empleados y una cifra de negocios de 600 bn. EUR.
¿Quieren conocer sus respuestas?
La adaptación al cambio tecnológico, la debilidad de la demanda, la necesidad de seguir siendo competitivo, incertidumbres geopolíticas y políticas, riesgos de una vuelta atrás en la globalización en términos de menor comercio mundial e inestabilidad en los mercados financieros internacionales. Al final, las grandes empresas europeas coinciden con el Presidente del BCE al demandar más reformas al mismo tiempo que mayor certeza económica, financiera y política a futuro. Implícitamente está incluido en mi opinión una cierta normalización monetaria.
Por último, les dejo el resumen de las respuestas a una pregunta sencilla: ¿qué debería ocurrir para mejorar la actividad en el futuro? Por cierto, la mejora en las condiciones de financiación aparece en los últimos puestos. Al final, no es tanto una cuestión de restricciones de oferta de crédito como de debilidad de la demanda. Creo que esto último es cada vez más evidente.