La economía italiana sufre una situación de estancamiento económico secular y peligroso, además o como consecuencia de factores como falta de competitividad, baja productividad o elevada deuda, ineficiencias estructurales y niveles de corrupción bien por encima de lo deseable.
Transcurridos cerca de 10 años desde que el PIB no consigue crecer a ritmos siquiera del 1% y con un axioma político basado en la tristemente famosa patada hacia adelante, “kick the can down the road”, el tiempo se acaba!
La banca está desbordada, con su negocio básico estancado y atesorando una auténtica montaña de créditos incobrables que supone un tercio de la morosidad de todo el sistema bancario de la Unión Europea.
Mirando adelante, el año 2017 presenta además algunos aspectos desfavorables como la finalización del programa QE del BCE, alza en los tipos de interés del secundario, quizá también los oficiales, o presumible subida del Euro hacia finales del año, además de la controvertidas elecciones en Holanda (marzo), Francia (mayo-junio) o en Alemania (septiembre-octubre)… o la posibilidad de Renzi convocando nuevas elecciones en caso de perder el referéndum.
Este último es el riesgo que parecen temer los mercados, aunque no es seguro que un NO se traslade de manera directa a la dimisión de Mateo Renzi, ni éste eventual desenlace a la victoria del Movimiento 5 Estrellas, euroescéptico, y liderado por el cómico Sr. Beppe Grillo.
Por tanto, victoria del NO en el referéndum aumentaría la incertidumbre en el más corto plazo, retrasaría cualquier reforma económica y la urgente restructuración bancaria y podría también alimentar el movimiento populista y anti EU.
Pero el apoyo incondicional del BCE o la caída del Euro reciente, y la prevista para próximos meses, son factores de refuerzo e incentivo para que la economía italiana consiga mejorar su crecimiento al menos el próximo año.
El estancamiento económico y la banca son los principales motivos estructurales de preocupación. Con el BCE y el Euro viento en popa, la economía debería superar el 1% de PIB en 2017 y los bancos podrían transitar por el borde del precipicio hasta su rescate definitivo.
Los problemas, no obstante, si podrían surgir más adelante, a finales de 2017, en el supuesto de un NO que origine hacer efectiva la temida convocatoria electoral que sería señalada para el segundo semestre. En caso contrario, las elecciones se celebrarán en 2018.
El impacto económico del NO en el referéndum, por tanto, aún no es claro ni será tan inmediato como indican numerosos expertos. Menos aún, se proyecta catastrófico para las bolsas.
No olvidemos que los mercados tienen la manía o tendencia a infligir el máximo daño al máximo número de inversores. Es decir, cuando la euforia inversora abunda, los precios acaban corrigiendo fuerte hasta eliminar el optimismo y viceversa.
El sentimiento inversor en Europa es ahora débil, la propaganda del miedo ante el referéndum está ahuyentando a los inversores, de igual manera que ocurrió con el Brexit o las elecciones USA.
El sentimiento aún no ha entrado en la fase de pánico ideal para iniciar compras aunque si puede ser suficiente para el inicio de un tramo de recuperación o Rally de Navidad. El post de ayer indicaba distintos escenarios y posibilidades de reacción de los mercados, particularmente del IBEX, DAX o Eurostoxx, con referencias técnicas de control a vigilar y objetivos más probables.
La manía de los mercados a torear a los inversores, singularmente a los más inexpertos, es un principio incómodamente cierto y de aplicación sobre cualquier activo.
Observen lo sucedido recientemente con el T Bond americano o la intensa reacción bajista y contra pronóstico del ORO. Contra el pronóstico de la mayoría, no así el nuestro que anticipó con antelación y bastante precisión las caídas y rupturas técnicas de ambos activos.
Twitter: @airuzubieta