La decisión: reducir el programa de compras mensuales de papel desde los 80 bn. actuales hasta 60 bn. a partir de abril de 2017 y durante otros nueve meses más. Pero, también, ampliar el abanico de papel a comprar (el mínimo de 2 años pasa a 1 ahora) y sin vincularlo al -0.4 % de la partida de depósitos.
Mensaje: el Presidente del BCE consideró que la decisión no significa que la Entidad no esté dispuesta a tomar nuevas medidas en el futuro si la economía y riesgos para la inflación así lo demandan. De hecho, descartó que la reducción del volumen de compras de papel signifique se ha iniciado un proceso de normalización (tapering).
En definitiva, entre los tres meses adicionales a 80 bn. por mes y los nueve meses restantes a 60 bn. son un total de 480 bn.
Además, el BCE también introdujo ayer la posibilidad de obtener papel a corto plazo con una rentabilidad del tipo de depósito menos 30 p.b. En estos momentos -0.7 %, con un límite total de hasta 50 bn.EUR.
El resto ya lo saben: revisión marginal al alza de la previsión de crecimiento para 2017 hasta un 1.7 %, cuando se mantuvo en el 1.6 % la previsión para 2018 y 2019.
Por lo que respecta a la previsión de inflación, también marginal al alza hasta 1.3 % el próximo año y niveles sin cambios en 1.5 % y 1.7 % para 2018 y 2019 respectivamente.
¿Y ahora qué? La misma situación anterior a la reunión, con los inversores esperando novedades de la próxima reunión de la Fed la semana próxima.
Además, con la sensación de que, en el fondo, el BCE sí ha iniciado un lento proceso de normalización. En estos momentos la curva de tipos asigna una probabilidad superior al 50 % de subida de tipos ya durante 2018.
¿Estamos hablando entonces del final de la política monetaria expansiva? No, más bien de que las medidas extraordinarias de tipos y liquidez poco a poco no serán tan necesarias. También, que su mantenimiento sin cambios en el tiempo pueden generar más problemas que beneficios.
Hoy mismo Coeure considera que el menor ritmo de compras de papel significa que hay más confianza en la economía europea…pero despues afirma que no ve riesgo de crisis bancaria en Europa. En definitiva, mayor confianza en la economía europea y la necesidad de que la política monetaria actual no se convierta en una amenaza para la estabilidad del sector financiero.
De hecho, luego está el otro debate sobre la eficiencia de la política monetaria para alcanzar los objetivos de inflación….algo complicado si no se consigue elevar el ritmo de crecimiento potencial. Al mismo tiempo, fortalecer la resistencia económica es imprescindible para enfrentarse a potenciales shock y reducir sus costes.
Rigideces en el mercado de trabajo, falta de competencia en el mercado de productos, calidad de los servicios públicos…son los problemas de fondo que presentan muchas economías europeas. La política monetaria poco puede hacer en este terreno, frente a las reformas estructurales y hasta la mayor convergencia europea que sí pueden llevar a cabo las autoridades políticas. De hecho, utilizar en exceso la política monetaria no puede ser un obstáculo para no emprender estas reformas.