En Expansión publicaron esta semana una noticia acerca del experimento que Finlandia va a realizar con un grupo de ciudadanos cobrando la renta básica. Veamos el tema en cuestión.
La noticia era la siguiente:
“Un grupo de 2.000 ciudadanos finlandeses elegidos mediante un muestreo aleatorio entre los desempleados del país se convertirán a partir de enero del 2017 y durante un periodo de dos años en protagonistas del experimento del pago de una renta básica de 560 euros mensuales libres de impuestos (en caso de periodos inferiores a un mes cobrarán 18,67 euros por día).
Esta cantidad se mantendrá invariable durante la duración de la prueba y no será reducida por ningún otro ingreso que los beneficiarios pudiesen obtener. De hecho, en caso de encontrar empleo, los participantes seguirán cobrando esta renta básica, aunque una cantidad equivalente se les deduciría del cobro de determinados beneficios sociales”.
Realmente no es algo nuevo, de hecho existe desde el año 1986 una red europea, la Basic Income Earth Network (BIEN), cuyo objetivo principal consiste en avivar e impulsar el debate sobre la idoneidad de una renta básica.
En su día escribí un artículo sobre el tema. Paso a resumirles algunas cuestiones:
Características de la renta básica universal que se comenta por Europa y que no tiene por qué ser semejante a los requisitos de Finlandia.
Se especula mucho con el coste económico que ello supondría, se baraja alrededor del 21% del PIB anual, eso sí, siempre y cuando sólo se reparta a las personas mayores de edad. Claro, esa cantidad ingente de dinero ha de salir de las arcas públicas, de los propios ciudadanos, vía impuestos, por lo que la carga fiscal se incrementaría significativamente, se estima que en torno a un 55%.
Algunos expertos en la materia tan sólo verían razonable implantar una renta básica universal en el supuesto de que el avance de la tecnología y las máquinas destruyera buena parte de los empleos existentes, pero no es precisamente la situación actual.
En Suiza celebraron en su momento un referéndum para ver si la población quería recibir una renta básica, trabajasen o no, de 2.250 euros mensuales. El resultado fue abrumador. Más del 80% se opusieron tajantemente. Recordemos que ya en el 2014 rechazaron también en referéndum poner un salario mínimo de 4000 euros mensuales, el más alto del mundo (el salario medio en Suiza en el 2015 ha sido de 84.545 euros al año, es decir 7.045 euros al mes, si hacemos el cálculo suponiendo 12 pagas anuales).
Como bien decía Thomas Sowell, “uno de los tristes signos de nuestros tiempos es que hemos demonizado a los que producen, subsidiado a los que rehúsan a producir y canonizado a los que se quejan”.