Para ser un buen inversor, trader, especulador (llámenlo como quieran, porque la única diferencia radica en el plazo temporal o duración de la operación realizada) es necesario una serie de cuestiones, cada una de ellas imprescindible. Me gustaría centrarme en una de las más importantes, por no decir que la más importante: la psicología.
Voy a intentar ser muy claro desde el principio, quitar la venda de los ojos y explicar sin tapujos la realidad, para que nadie se lleve luego a engaños o decepciones.
¿Están dispuestos a seguir adelante? Ya les advierto que es un camino largo y duro, donde ustedes aprenderán cosas de sí mismo que no imaginaría jamás. Tendrán que estar dispuestos a modificar aspectos de su personalidad. Solamente con una mentalidad fría serán ustedes capaces de operar con éxito.
Antes de nada, hay que ser honesto con uno mismo. De nada sirve engañarse. Háganse las siguientes preguntas, ¿una persona sirve para cualquier trabajo? Evidentemente la respuesta es no. Una persona puede ser muy buena con los números (ingeniero, matemático, físico) y en cambio no tener una gran memoria (abogado, historiador, notario) o tener sentido del ridículo (actor, humorista) o bien no tener don de gentes (comercial).
Pues bien, la manía que existe con la profesión de trader (operador profesional) es que todo el mundo piensa que sirve para ello y no es así. Ya conocen la estadística oficial, solo el 5% es capaz de ello.
Es curioso que este dato del 5% prácticamente coincide con el dato de que sólo el 3,5% de las personas pueden dedicarse profesionalmente a algún deporte y vivir de ello. ¿A que muy poca gente piensa realmente que puede ser deportista profesional? Normal, el éxito es solo para el 3,5%. Entonces, ¿por qué todo el mundo piensa que puede ser trader profesional si el éxito es solo para el 5%?
¿Cuánto tiempo de duro estudio necesita una persona para poder dedicarse profesionalmente a la abogacía, a la medicina, a la ingeniería? Pues ya se lo digo yo. Para ser abogado 5 años de Facultad, para ser médico 6 años más el MIR más 3 años de especialidad.
Y tengan en cuentan que todo este tiempo es solo para obtener la licenciatura, el título, porque no es suficiente, ahora tienen que dedicarse unos años más a practicar y aprender al lado de profesionales.
Entonces, ¿por qué todo el mundo, además de pensar que valen para éste trabajo, se empeñan en aprender enseguida, piensa que con hacer varios cursos y leer libros ya es suficiente? Se requiere mucho tiempo de estudio teórico y más tiempo aún de práctica.
Imaginen que yo conociese a Rafael Nadal (tenis) o a Fernando Alonso (Fórmula 1) y que como somos amigos me van a enseñar cada uno todos sus trucos, aquellas cosas que a nadie jamás han revelado y que se pasan semanas enseñándome el Santo Grial.
¿Creen ustedes que yo me convertiría en tenista profesional o en piloto de fórmula 1? Seguramente lo más que lograrían sacar de mí es que al jugar al tenis y golpear la pelota no le abriese la cabeza a alguien, o que pilotando un Ferrari de Fórmula 1 no me saliese en la primera curva y me llevase todos los boxes por delante.
En los mercados bursátiles sucede igual. Aunque el mejor profesional del mundo les enseñe todos sus trucos y sistemas para operar e invertir, la experiencia es un grado, no pueden pretender dominar un arte igual que un profesional que lleva años y años haciéndolo cada día.
Mi consejo es sencillo. Primero tengan claro si quieren aprender y formarse para dedicarse profesionalmente a esto o bien quieren aprender para poder sacar un sobresueldo que complemente el sueldo de su trabajo principal.
En segundo lugar, fórmense con profesionales.
En tercer lugar, tómense todo el tiempo que necesiten trabajando en demo (sin dinero real) hasta que dominen todo lo aprendido. Eso sí, no se engañen, no conozco a nadie que pierda en demos, básicamente porque no entran en juego los sentimientos, sensaciones, miedos, inseguridades, impaciencias, si sale mal no se pierde dinero.
En cuarto lugar, han de crear su perfil inversor personalizado, su traje a medida. Dependiendo de diversas circunstancias (capital que dispone para operar, tiempo que dedicará, si es usted conservador, agresivo, moderado) le convendrá operar y trabajar en determinados mercados y activos y olvidar el resto, tendrá un nivel de apalancamiento muy concreto y definido, una gestión del riesgo muy delimitada.
En quinto y último lugar, se lanzarán al ruedo, a la arena del circo de los gladiadores, donde se enfrentarán a mentes preparadas donde no existe la compasión y el más mínimo error se paga muy caro.
Cuando una operación sale mal y perdemos dinero, las personas tienen una de las dos siguientes reacciones:
* Les entra el miedo, el pánico, la desolación e inseguridad. Les cuesta la vida volver a entrar en otra operación por miedo a volver a perder.
* Les entra la ira, el enfado, la ansiedad. Vuelven a entrar enseguida como obsesos para intentar recuperar la pérdida anterior lo antes posible, saltándose el sistema, las reglas de gestión de riesgo, la paciencia.
¿Se han dado ustedes cuenta de que cuando hay un acto terrorista en una ciudad, al día siguiente los lugares públicos de mayor afluencia de personas están prácticamente vacíos por miedo? Es curioso, porque es en ese momento cuando más seguro se está, ya que la ciudad está “tomada” por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.
¿Han observado que tras un accidente aéreo con fallecidos, se producen muchas cancelaciones de vuelos ese mismo día y los días siguientes? También curioso, porque estadísticamente hablando la probabilidad de sufrir un accidente de aviación es irrisoria, ya ni les cuento la probabilidad de que en el mismo país haya dos accidentes fatales seguidos.
Pues aun así, la psicología del ser humano no es capaz de discernir claramente en determinadas situaciones. Es por este motivo por el que no todo el mundo es válido para dedicarse profesionalmente al mundo de las inversiones, es más, ya no hablo a nivel profesional, ni siquiera para invertir. El factor psicológico es algo innato, no es congénito, por tanto nacemos con una determinada psicología y forma de ser. Realmente no nacemos así, sino que estamos predispuestos a un modelo de personalidad heredado vía genes.
Sí, lo sé, me dirán que con el tiempo y la educación recibida, así como las compañías, amistades, colegios, hábitos de vida, se va forjando nuestra personalidad y que podemos cambiar y moldearla para mejor. La respuesta es ambivalente, sí pero no.
Es cierto que podemos ir evolucionando nuestra psicología, pero dentro de unos márgenes que nos han sido impuestos por la genética. La persona que es nerviosa e impaciente, por mucho que quiera y mejore, lo seguirá siendo, no se va a convertir ahora en todo tranquilidad, paciencia.
Así pues, no todo el mundo tiene la psicología necesaria y exigida para poder ser un inversor profesional. Esta es la mala noticia. La buena noticia es que sean ustedes como sean, no descarten nada hasta probarlo, porque pueden llevarse una sorpresa agradable, ya les digo que no es lo habitual, pero no se pierde nada por salir de dudas.