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Perder la perspectiva

por José Luis Martínez Campuzano (AEB) Hace 7 años
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Lo único previsible es la total imprevisibilidad. Varios. He puesto varios porque realmente no sé quien inventó esta frase. Pero creo que resume muy bien todo lo que hemos escuchado en Davos: esperar acontecimientos, sean los que sean.

Esto no quiere decir que el sentimiento de la Agenda haya sido negativo. De hecho, hay casi unanimidad al aceptar que el crecimiento económico mundial se acelerará este año empujado por un conjunto de factores: la recuperación de los precios de las materias primas y con ello mejor tono consumidor e inversión en los países en desarrollo, políticas fiscales expansivas con el mejor ejemplo en Estados Unidos y unas condiciones financieras que, pese a la Fed, seguirán siendo laxas a nivel mundial. Argumentos bien fundamentados, que sin embargo no son capaces de contrarrestar la mayor incertidumbre futura.

Pero, con todo, sí suponen en mi opinión volver a la normalidad con respecto al timing de las perspectivas. En definitiva, en los últimos años se hablaba de un futuro mejor cuando se advertía de los riesgos a corto plazo. Llamativo, ¿verdad? Al menos ahora se reconoce que la incertidumbre económica, financiera y política crece con el paso del tiempo.

Dos mensajes relevantes a destacar: 1. El foco de la incertidumbre a medio plazo pasa de Europa y hasta de China hacia Estados Unidos, centrada en las decisiones que puede adoptar el nuevo gobierno norteamericano; 2. Reitera la estrategia de tres pilares (fiscal, monetario y estructural) para mantener un buen ritmo de crecimiento y que sea sostenible en el tiempo.

¿Riesgos? Retomamos lo escuchado en Davos: proteccionismo especialmente. Pero en realidad hablamos de riesgo político, con implicaciones, aquí sí, a nivel mundial. Y Europa no es una excepción considerando cuestiones como el Brexit y las elecciones en algunos de los principales países de la zona.

Del populismo y nacionalismo al proteccionismo; aunque mejor se podría hablar de una consecuencia de riesgos y no tanto de una alternativa de riesgos.

Considerando todo lo anterior, tengo la sensación de que se puede estar perdiendo la perspectiva. Por un lado, pocas alusiones en Davos a la necesidad de tomar medidas estructurales que aumenten el crecimiento potencial. Por otro, casi ninguna referencia al gran problema de fondo: la elevada deuda mundial. Estamos hablando de que, de acuerdo con las cifras del FMI, la deuda mundial sin considerar al sector financiero ha aumentado en más de 45 tr. dólares desde 2008 hasta 163 tr. en estos momentos. También el hecho de que los bancos centrales hayan comprado en el periodo más de 9 tr. de papel en los mercados.

¿Y el sector financiero mundial? Por un lado, beneficiándose de la mejora de las perspectivas de crecimiento y hasta del cambio de sesgo en la política monetaria mundial. Poco a poco, naturalmente. También se beneficia del creciente debate sobre la necesidad de poner límites o simplemente hacer una pausa en la regulación de solvencia. Aunque en Europa se mantiene la presión para avanzar (esperemos que de forma definitiva) en las normas sobre resolución de crisis. Centrado en las entidades financieras, todo esto no debe hacerlas perder la perspectiva a la hora de enfocar su estrategia futura. Y las autoridades, también la sociedad, deben ser conscientes de la necesidad de que esta estrategia sea exitosa.


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