De acuerdo con Randstad, la consultora líder en asuntos de recursos humanos, durante el año 2016 se convirtieron 582.026 contratos temporales en indefinidos. La cifra es un 21,6% superior a la de 2015 y la más elevada desde el año 2008. O dicho de otra manera: nuestro mercado de trabajo no sólo goza de buena salud, sino que además la reforma laboral no está contribuyendo a una masiva precarización de las relaciones laborales, tal como suele denunciar el populismo de izquierdas. Al contrario, hace menos de un año, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ya puso de manifiesto que la reforma había contribuido a incrementar la probabilidad de encontrar empleo indefinido en un 51,3% (y en un 88,5% entre los jóvenes).
Por supuesto, nada de lo anterior —ni las cifras de Randstad, ni los cálculos de Fedea— significa que en España resulte sencillo encontrar un empleo indefinido: nuestro país sigue cargando con una de las tasas de temporalidad más elevadas de Europa y buena parte de la creación de empleo de los últimos ejercicios ha sido de tipo temporal. Pero los principales obstáculos para la creación de muchos más puestos de trabajo indefinidos no proceden de la excesiva libertad laboral, sino de su ausencia: la regulación de nuestro mercado de trabajo encarece enormemente la contratación indefinida, lo que incentiva a que las empresas recurran sobreproporcionalmente a la contratación temporal. A juicio de algunos economistas, la respuesta a este más que cierto problema no debería pasar por abaratar la contratación indefinida, sino por encarecer también la temporal: sin embargo, encareciendo todo tipo de contratación no disfrutaremos de un ritmo de creación de empleo similar al actual pero con una calidad superior, sino de una menor creación global de puestos de trabajo. Y España, desde luego, no puede permitirse el “lujo” de torpedear el dinamismo de su mercado laboral en un momento en el que todavía sufrimos una tasa de paro del 18%. No, tomemos las cifras con ilusión pero con cautela: la mejor forma de convertir empleo temporal en indefinido es liberalizar el mercado de trabajo.