El Banco Central Europeo tiene varios frentes abiertos por los que centrar su máxima atención, y uno de ellos es el de los vencimientos de una parte importante de activos que tiene en su balance.
Si bien es cierto que la entidad amplió en el mes de diciembre el espectro de activos que podía elegir (incluyendo también activos con rentabilidad negativa por encima del tipo de depósitos), el problema no está ni mucho menos resuelto, principalmente porque los bonos públicos no sobran precisamente, máxime los de aquellos países que reducen su deuda, y aquí entra precisamente en escena Alemania.
Así pues, se podría decir que los últimos cambios llevados a cabo por el BCE no resolvieron el problema, tan sólo supuso un parche, logrando retrasar esta escasez que se advierte ahora de bonos germanos. La complejidad del asunto en cuestión es que el Banco Central Europeo va a tener que hacer frente estos meses que se avecinan al vencimiento de buena parte de activos que posee en el balance. Claro, esto nos lleva al tema de que si Draghi quiere continuar aumentando el tamaño, estaría abocado a reinvertir dichos vencimientos mientras al mismo tiempo prosigue con nuevas compras.
Por tanto, ante la tesitura de que buena parte de los bonos germanos comprados por el BCE hace dos años vencerán en los próximos meses, tendrán que seguir comprando más activos.
Eso sí, teniendo presente que la entidad únicamente puede tener en su balance un máximo del 33% de la deuda en circulación de un mismo emisor y para finales de este mismo año 2017 poseería el 31% de toda la deuda alemana.
Es por todo ésto que la cita de mañana con Draghi es interesante de cara a ver si deja caer cuándo empezarán a rebajar el programa de compras de deuda, que irremediablemente sería el próximo año ante la escasez que se estima de bonos soberanos para ser adquiridos.
En principio, lo que interesa a los inversores es el cuándo y el cómo, es decir, el ritmo de reducción de compras. Ya les adelanto que mañana poco sabremos al respecto, aunque conociendo a Mario Draghi irá abonando el terreno para evitar sustos llegado el momento. Eso sí, seguramente mantendrán los tipos de interés a cero, la facilidad de depósito en el -0,4% y el volumen de compras en los 60.000 millones de euros mensuales hasta final de año. Y ya sería en la reunión del mes de septiembre cuando anunciarían la reducción progresiva de sus compras de deuda para el 2018.
El objetivo de la inflación del 2% parece que sigue siendo inalcanzable, al menos en el corto plazo. Y es que ya no solo está el tema del petróleo, sino que la apreciación y fortalecimiento de la divisa comunitaria no ayuda precisamente a que suban los precios.