¿Qué tienen en común “El Golpe”, “Reservoir dogs” y “The italian job”? Que las tres son películas de robos o atracos. Pero como todos saben, en algunos casos, la realidad supera la ficción y el pasado miércoles, 7 de junio, más de 300.000 ahorradores e inversores fuimos testigos de piedra de cómo se volatilizaba nuestra inversión.
Y digo “ahorradores e inversores” porque un servidor está realmente cansado de oír verdaderas estupideces al respecto en todo tipo de medios de comunicación (prensa, radio y tv). ¿Y por qué digo esto? Insisten en diferenciar a los accionistas o propietarios de algún tipo de bonos (para ellos inversores) con ahorradores (depositantes, propietarios de otro tipo de bonos distintos a los comentados anteriormente).
Ahora bien, imaginen una persona que durante su vida, parte de su ahorro lo fue destinando a compra de acciones, entre ellas del Banco Popular, ¿esta persona no es un ahorrador? Pues claro que sí. Con esto no quiero decir, que todo inversor en renta variable (acciones) debe conocer que los propietarios de ese tipo de activo son los “últimos de la cola” en caso de liquidación de una sociedad. Concepto básico que se aprende los primeros días en cualquier curso de bolsa.
Las últimas noticias publicadas al respecto comentan que algunos accionistas podrán ser recompensados (concretamente lo que acudieron a la última ampliación de capital de la entidad finalizada en junio del año pasado) por lo que se deduce que existirán otro tipo de accionistas que no se verán recompensados al respecto. Cosa que personalmente tampoco entiendo ya que hasta poco antes de su desaparición, diversas autoridades insistían entre otras cosas en: los suficientes niveles de solvencia de la entidad, la superación de recientes test de estrés y que evidentemente, presentaba un valor neto positivo.
Con todo ello, una persona que lleva a cabo una inversión en el valor se nutre de toda esa información pública, que evidentemente, podemos concluir que no decía toda la verdad. En este punto tendrán que salir a la palestra la CNMV (cuyo principio fundamental es velar por la protección del inversor), BCE, Banco de España, Consejo de Administración del Banco Popular, etc.
Lo que parece cuando menos sospechoso ya que en el sistema financiero actual existen medidas más que suficientes para poder subsanar un problema de liquidez.
Por otro lado, expertos independientes establecieron rangos de entre 2.000 y 8.000 millones de pérdidas, escenario que parece demasiado amplio como para, al menos dudar, de dicha valoración.
Y para ir finalizando, la mañana del jueves día 15 de junio, una de las mayores barbaridades que hemos podido leer al respecto, y de boca de su malogrado expresidente (Sr. Saracho): “Tras dicha intervención, la entidad, cuya capitalización bursátil rondaba los 1.400MM€, pasó a tener un valor cero, incluso negativo según algunos informes de expertos, y fue adjudicada a Santander para garantizar los ahorros de los clientes”. Me encantaría que el Sr. Saracho me explicara cómo puede presentar una entidad cotizada una capitalización burstátil negativa, ya que dicha capitalización es simplemente el fruto de multiplicar el número de acciones por un valor de cotización que nunca puede ser menor que cero.
Personalmente, creo que los accionistas y algunos bonistas (caso de subordinadas y CoCos entre otros) han sido manifiestamente robados y ante este hecho, evidentemente, habrá que tomar medidas. Ahora bien, considero que no deben precipitarse por iniciar demandas al respecto, dejen actuar en primer lugar a los accionistas de referencia y si se establece jurisprudencia al respecto, ésta marcará el camino a seguir por los pequeños accionistas.