Cuántas veces hemos leído o escuchado eso de “a largo plazo la renta variable es el activo más rentable y es mucho más segura que a corto plazo”. Lo primero es cierto y si hablamos de índices, no de empresas individuales. Lo segundo no está tan claro. Veamos:
Según un estudio académico publicado recientemente, invertir a largo plazo no se vuelve más seguro que a corto plazo. Por el contrario, el riesgo aumenta según nuestra tenencia de acciones sea mayor. Y tiene su lógica como afirma Mark Hulbert en esta interesante reflexión:
Una razón es que el modelado estadístico requerido para estimar el nivel de incertidumbre futura es bastante complejo, ya que por definición es incierto. Frente a esa complejidad, la mayoría de nosotros hemos elegido simplemente asumir que el futuro será como el pasado.
Y de hecho el caso es que, es una suposición que la inversión en bolsa se vuelve más segura a medida que los períodos se alargan. Todos estamos familiarizados con las estadísticas a este respecto, que demuestran que la volatilidad de los rendimientos históricos cae drásticamente a medida que los períodos de tenencia de acciones se hacen más largos. En este punto añadir que una mayor volatilidad está asociada a menores rendimientos, por lo que si a largo plazo cae la volatilidad subirá la rentabilidad.
Lo dicho anteriormente reforzaría la impresión que en periodos amplios la bolsa es más rentable y más segura que en el corto plazo. Ahora bien, si tomamos en consideración la tendencia de regresión a la media de los valores, y otras fuerzas ajenas, los estudios indican lo contrario. Los últimos estudios académicos señalan que en un horizonte de 30 años, la volatilidad es casi un cuarto mayor que en el horizonte de un año, y recordemos, mayor volatilidad menor rentabilidad.
Y tiente toda su lógica. Veamos el ejemplo que pone Hulbert para ilustrar esta afirmación: Consideremos la repercusión que pueda tener el calentamiento global en los mercados financieros. A un plazo de 12 meses las consecuencias serían minúsculas independientemente del modelo de predicción que se utilice. Ahora bien, en un siglo, la variabilidad entre un escenario positivo o negativo sería enorme. Habría una gran diferencia en el efecto sobre los mercados de un escenario de calentamiento global terrible, o uno más benigno.
Pongamos más ejemplos. Hay una probabilidad abrumadora de que las condiciones económicas actuales sean las mismas que las de mañana, pero ¿y dentro de un siglo? Un inversor de bolsa estadounidense de principios del siglo XX, o sus descendientes, habrían sido muy afortunados si hubieran mantenido sus posiciones durante todo ese siglo. Ahora bien, en ese periodo EE.UU. ha sufrido dos Guerras Mundiales ganando las dos, convirtiéndose en la principal superpotencia económica del mundo. ¿Cómo podría haber sabido esto ese inversor? ¿Qué hubiera pasado con sus inversiones si EE.UU. hubiera perdido la guerra con Japón o Alemania? En otras palabras, podría haber resultado en un escenario mucho más negativo para la renta variable estadounidense. Y si no únicamente hay que recordar el mercado de valores japonés, que ahora cotiza a la mitad de su nivel del máximo de 1989.
Por tanto, la máxima esa de que a largo plazo invertir en bolsa es más seguro que a corto hay que ponerla en cuestión, de hecho,habría que negarla.