Desde que Ahora Madrid llegó a la Alcaldía del consistorio capitalino, la deuda pública municipal se ha reducido en 2.000 millones de euros. Desde la coalición encabezada por Manuela Carmena se ha querido utilizarse este dato para demostrar que "otra gestión" ha sido posible: una que no desatendiera el gasto social y que, a su vez, permitiera sanear la situación financiera del consistorio. Al parecer, la etapa previa del Partido Popular se caracterizó justo por lo contrario: recortes masivos en el gasto social unido a un estallido sin precedentes de la deuda pública. Un apocalipsis que azotaba la vida de los madrileños hasta que llegó Carmena: momento en el que regresó la sostenibilidad social y la sostenibilidad financiera.
La realidad, sin embargo, es bastante diferente a esta narrativa interesada. No porque durante muchos años el PP no disparara la deuda municipal (que evidentemente lo hizo), sino porque fue ese mismo PP el que más adelante abrió el enorme superávit presupuestario del que actualmente se beneficia Ahora Madrid. Más en particular: en el año 2014 (último ejercicio gobernado íntegramente por el PP de Ana Botella), los gastos no financieros del Ayuntamiento ascendieron a 3.594 millones de euros y sus ingresos no financieros a 4.926 millones. Es decir, el Ayuntamiento disfrutó de un superávit no financiero de 1.331 millones de euros. No es complicado comprender que se trataba de un exceso de ingresos sobre gastos muy considerable: el superávit equivalía a un 37% de todos los desembolsos anuales o al 23% de toda la deuda viva en aquel momento.
Fue ese gigantesco superávit el que se encontró Carmena a mediados de 2015 y del que pudo echar mano para colgarse los galones de una gestión eficiente en materia financiera. Pero, en realidad, no ha habido prodigio alguno: como decíamos, en los últimos 21 meses, la deuda pública madrileña se ha reducido en 2.000 millones de euros, esto es, una media de 95 millones mensuales. Durante los últimos doce meses del gobierno de Ana Botella, la deuda cayó en 1.300 millones de euros: una media de 108 millones mensuales. ¿Dónde se observa, entonces, el tan cacareado milagro económico sin precedentes de Carmena? En ningún lado: Ahora Madrid recibió del PP un superávit que permitía amortizar deuda pública a un ritmo de unos 100 millones de euros mensuales y a ese ritmo se ha ido amortizando. Ninguna gestión copernicanamente distinta.
Acaso se alegue que la radical separación entre Botella y Carmena no cabe encontrarla en cómo gestionan el gasto, sino en cómo obtienen los ingresos: mientras el PP nutría sus arcas liquidando el patrimonio público, Ahora Madrid lo hace castigando con tributos a los ricos. Pero tampoco: la venta de patrimonio municipal apenas representaba el 1,2% de todos los ingresos del Ayuntamiento en la época de Botella; con Ahora Madrid representa el 0,4%. Una cantidad ciertamente más baja, pero que desde luego no explica la diferencia el restante 99% de los ingresos locales.
En suma, Ahora Madrid sólo está gestionando —y colgándose las medallas— por el superávit que heredó de Botella (quien a su vez lo amasó multiplicando tributos y deteriorando la calidad de los servicios municipales). Y, para más inri, ni siquiera goza de libertad para dilapidar ese superávit a su gusto, pues sus manos están atadas por la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Financiera que aprobó Montoro en 2012. Magia ninguna: ni con el PP, ni con Ahora Madrid.