El tema de la banca italiana continúa dando coletazos y eso que las entidades bancarias del país no serían las únicas que se verían abocadas a ser rescatadas este año. Fíjense que ya en noviembre Financial Times apuntó que en el 2017 tendríamos rescate del Banco Popular y de Novo Banco. Y es que muchos bancos europeos tienen un elevado nivel de activos tóxicos.
La realidad es que Banca Veneto y Banca Popolare di Vicenza tienen su camino marcado. El Banco Central Europeo les concedió un plazo de tiempo para que presentaran sendos planes de recapitalización, pero nada. Finalmente, el Gobierno italiano aprobó ayer domingo la liquidación ordenada de Veneto Banca y Banca Popolare di Vicenza (el pasado viernes fueron declarados insolventes por el BCE). De esta manera, la operación supone el traspaso de buena parte de los activos a Intesa Sanpaolo y la movilización de hasta 17.000 millones de euros de dinero público. Y claro, se aplicarán las normas de Ayudas de Estado de la Unión Europea, que obligan a aplicar un plan de reestructuración, así como imponer pérdidas a accionistas y a acreedores subordinados.
¿Y qué pasa con Monte dei Paschi di Siena? Bueno, ha recibido la autorización de la UE para su rescate. Recordemos que el Gobierno italiano aprobó un decreto por el cual se dispone de 20.000 millones de euros para inyectar en aquellas entidades financieras que atraviesen graves problemas de solvencia. El decreto se basa en la intervención del Estado para garantizar la liquidez de los bancos. La mecánica sería la siguiente: el Ministerio de Economía ofrecerá a los inversores su aval y permitirá la emisión de nuevos títulos de deuda a cambio del pago de una comisión. La ventaja de su aval es que los títulos emitidos por los bancos para obtener liquidez presentarán el nivel de riesgo del Estado, y no el de la banca, por lo que podrían acceder al mercado para lograr recursos financieros (con condiciones muy semejantes a las del Estado).
El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, está siendo muy claro al respecto del tema del rescate de Monte dei Paschi: el dinero público para un rescate ha de ser el último recurso, porque la normativa comunitaria establece que hay que proteger a los contribuyentes y que son los inversores los que han de asumir el riesgo y la responsabilidad. No le falta razón, la normativa comunitaria establece que las entidades bancarias deben imponer primero pérdidas a los bonistas y accionistas y sólo después pueden recibir dinero público. De esta manera se pretende impedir que los Gobiernos utilicen el dinero de los contribuyentes para ayudar a los bancos con problemas financieros. Si no se cumple la norma jurídica, la Comisión Europea podría llevar a un país ante el Tribunal Europeo de Justicia y obligarle a devolver la ayuda estatal que hubiera dado al banco.
Los últimos stress test a la banca europea ya iban dando algunas pistas de por dónde venían los problemas. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) publicó los resultados realizados en 2016 a 51 entidades financieras de 15 países que representan el 70% del sector bancario (excluyendo los bancos de Grecia, Chipre y Portugal), midiendo su capacidad para resistir ante determinadas situaciones, escenarios y adversidades durante los próximos tres años. De las 51 entidades, sólo fallaron dos. Los seis bancos españoles que participaban superaron el examen, siendo Banco Popular la entidad española que pasó el examen de manera más ajustada. La peor entidad fue la italiana Monte dei Paschi di Siena. En líneas generales, los ocho peores bancos fueron el italiano Monte dei Paschi, el austríaco Raiffeisen, el español Popular, el italiano Unicredit, el británico Barclays, el irlandés Allied Irish, el alemán Commerzbank, el irlandés Bank of Ireland y el germano Deutsche Bank.
El sector bancario europeo no levanta cabeza desde el pasado mes de mayo cuando marcó máximos del 2015. Desde entonces las caídas se han impuesto sin ser aún algo preocupante, apoyándose por el momento en la parte baja del canal ascendente.