La baja volatilidad será la culpable o la cómplice del culpable de la próxima crisis financiera. Eso es lo que se desprende de la carta a clientes que recibí el otro día del fondo de cobertura Baupost Group. La carta está firmada por su jefe de inversiones Jim Mooney, gestor al que tengo en alta consideración y que en el pasado ya ha demostrado su capacidad para anticiparse al mercado. Veamos por qué afirma esto:
Los altos niveles de apalancamiento o endeudamiento, y la baja volatilidad, podrían provocar la próxima crisis financiera. Cientos de miles de millones de dólares están vinculados a la volatilidad. Si se produce un repunte de la volatilidad, los fondos que gestionan estos miles de millones podrían comenzar a vender, provocando una ola de caos en el mercado.
¿Pero por qué es tan peligrosa una volatilidad baja? Mooney señala que cuando hay una baja volatilidad, los inversores tienden a tomar más riesgo y a incrementar su apalancamiento. “Aunque el apalancamiento no es directamente responsable de cada desastre financiero, por lo general se puede encontrar cerca de la escena del crimen. Cuanto menor es la volatilidad, más riesgo están dispuestos a tomar los inversores”, afirma.
“El apalancamiento estructural vinculado a la baja volatilidad puede resultar desestabilizador y precipitante, al menos como acelerador para la próxima crisis financiera”, añade Mooney.
Los activos relacionados a la volatilidad que señala este gestor son principalmente fondos cuánticos y fondos de paridad riesgo, que tienen establecido un nivel específico de riesgo, y cuando la volatilidad aumenta, se activan los mecanismos que generan las ventas. Esto puede desencadenar un ciclo de: La volatilidad conduce a la venta, las ventas aumentan la volatilidad, que a su vez incrementan las ventas.
“Por eso, cualquier aumento en la volatilidad del mercado de renta variable, incluso desde mínimos históricos, tiene el potencial de impulsar una cantidad significativa de ventas de acciones, lo que a su vez aumentaría la volatilidad, y las ventas”, señala Mooney.
Por supuesto, añade este gestor, los inversores no pueden saber si un alza en la volatilidad es “inminente o incluso inevitable”, ni que necesariamente tenga efectos cataclísmicos, “aunque ciertamente podría”
“Nos encontramos en un mercado que está en su gran mayoría caro, y en gran medida indiferente al riesgo. Nadie debe engañarse con una falsa sensación de confort por la ilusión de la estabilidad que nos rodea”.
La semana pasada el índice de volatilidad VIX alcanzó su nivel más bajo en 24 años.
Muchos son los gestores que están advirtiendo sobre las consecuencias negativas de un repunte de volatilidad. El enfoque de Mooney sobre fondos de última generación indexados a estos indicadores nos parece especialmente interesante.
Mucha atención al VIX.