Llega el periodo estival y todo el mundo prepara sus vacaciones para recargar pilas y afrontar la última parte del año lleno de energías.
Antes de eso, los últimos días es habitual echar un vistazo a las carteras de inversión para dejarlas “ordenadas” de cara a unas semanas donde no suele haber tanto movimiento. Normalmente siempre se piensa en la inversión en carteras individuales de manera directa y en las inversiones en las diferentes IIC`s que se comercializan. Pero dejamos para los últimos compases del año la inversión en una de las partes más importantes para nuestro futuro, los Planes de Pensiones.
Si bien todas las inversiones hay que plantearlas a medio – largo plazo para evitar el “ruido” de mercado (salvo obviamente acontecimientos, noticias,necesidades no planteadas, etc..), el caso de los planes de pensiones es el instrumento en el que hay que tener una visión de más largo plazo habida cuenta de sus particulares condiciones (fiscalidad y planificación de nuestro retiro en el futuro). No obstante, es desde nuestro modesto punto de vista, que la inversión en este activo se vea como uno más, no como algo de fin de año, ya que, día a día, constatamos que estos, los planes de pensiones privados, son un activo básico e imprescindible para que, en nuestro retiro profesional, el dinero y la rentabilidad que hayamos sido capaces de obtener sean un complemento absolutamente necesario de la pensión pública.
Más allá de elementos susceptibles de cambio o no por motivaciones políticas, decimos que es un elemento necesario en la medida que la demografía de la población en países desarrollados y sobre todo en España, decrece; un hecho que muchos olvidan al mirar sus inversiones.
España será en 2050 el segundo país del mundo con la ratio de dependencia más elevada, sólo por detrás de Japón; la población española de 65 o más años supondrá al menos el 30% del total de nuestro país, estas dos cifras unidas a la baja tasa de actividad y de ocupación (en los máximos del 2006 y 2007 la tasa de ocupación solo alcanzó el 65% de la población en edad de trabajar vs. países como Alemania que actualmente su tasa de ocupación es cercana al 75%), hacen que la demografía haya que incluirla como un elemento más a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones de inversión.
La incidencia que estas cifras tienen sobre las arcas públicas es muy relevante y hará que el envejecimiento poblacional conlleve que el gasto público destinado a pago por prestación pública, se vea reducido en términos per capita, si no se adoptan medidas importantes.
Es por ello, y por muchas más razones, que el desafío de los inversores en los próximos años será enorme, especialmente en un país como España donde el impacto del envejecimiento poblacional es más inmediato e intenso.
Hay que pensar recurrentemente en “nuestro” largo plazo y cambiar la filosofía de inversión (al menos de esta parte) para invertir en productos de ahorro–previsión y no centrarnos solo en las prisas de final de año. Nuestro futuro se forja día a día con nuestro presente.
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