In view of realized and expected labor market conditions and inflation, the Committee decided to maintain the target range for the federal funds rate at 1 to 1-1/4 percent. The stance of monetary policy remains accommodative, thereby supporting some further strengthening in labor market conditions and a sustained return to 2 percent inflation. FOMC, 26 de julio.
En teoría, pocas novedades sobre lo esperado por los analistas de la reunión de la semana pasada de la Fed. En la práctica, aviso a navegantes ya que la normalización monetaria sigue su curso. Con todo, en el caso del inicio del ajuste de su balance en principio previsto por el mercado para la reunión de septiembre, se ha pasado de considerarlo “a muy corto plazo” a un plazo “relativamente corto”.
Es importante tener en cuenta los matices. La política de comunicación de los bancos centrales es clave en estos momentos, precisamente tratando de mitigar los riesgos que puedan surgir a corto plazo en la estabilidad financiera por la inevitable normalización monetaria. Pero, por otro lado, sabiendo que a medio y largo plazo la estabilidad financiera pasa precisamente por combatir los riesgos de una política monetaria demasiado expansiva durante un tiempo excesivo. Esto es lo que vino a decir hace unos días Sabine Lautenschlager: “a medida que pasa el tiempo los efectos positivos de una política monetaria expansiva son menores y los riesgos aumentan…es relevante tomar la decisión en el momento apropiado”. Pero, ¿cómo saber cuál es el momento apropiado?.
La propia consejera del ECB consideraba que una senda clara de la inflación hacia el nivel objetivo del 2.0 %, algo que señalaba aún no se ha conseguido, marcaría el inicio del Proceso. Entonces lo importante es prevenir este momento. La cuestión entonces es que se debe diseñar una estrategia para llevar a cabo el ajuste cuando sea necesario partiendo de que la efectividad de la política monetaria se apoya precisamente en su carácter preventivo. Si lo piensan un poco, no tan diferente al mensaje de fondo de la Fed.
La apreciación reciente del Euro, más del 3 % acumulado en apenas tres meses, ha llevado a muchos economistas a revisar a la baja sus previsiones de inflación. Pero los datos más recientes, como los conocidos ayer mismo, apuntan a una mayor resistencia de lo esperado. Si la inflación general se mantenía en el área en niveles del 1,3 %, la tasa subyacente repuntada una décima hasta un 1,2 %. El nivel alcanzado por la inflación subyacente en el trimestre es el más elevado desde finales de 2013. Esto también pone encima de la mesa otro punto al debate: muchas de las medidas monetarias expansivas fueron justificadas como excepcionales precisamente por la existencia de riesgos de deflación. Ahora se pondría en cuestión la credibilidad de la gestión de los bancos centrales si se justifica mantener estas medidas pese a que el riesgo de deflación no existe porque la inflación no sube.
Hay una frase hecha que nos dice que los mercados siempre tienen la razón, con la información disponible. Y los mercados descuentan que en los próximos meses veremos una mayor certeza en la estrategia de normalización monetaria. Aquí no hablamos por ejemplo en Europa de la subida de tipos oficiales. Pero sí podría ser necesario eliminar medidas claramente distorsionadoras como el tipo de interés negativo en depósitos. El inicio del ajuste del balance de la Fed también puede ofrecer información al resto de los bancos centrales sobre la marcha atrás de las medidas de tipo cuantitativo. Poco a poco. Pero sin titubeos.