Ensombrecida por los ocho récords consecutivos del Dow Jones, y por los magníficos resultados de Apple (nuestro valor de la semana pasada) que ha impulsado a la compañía de la manzana a una subida del 4% semanal, la modesta noticia de que Royal Bank of Scotland ha alcanzado beneficio positivo de casi mil millones de libras en el primer semestre, por primera vez en los últimos tres años, ha podido pasar desapercibida para los mercados.
RBS, en otros tiempos Banco "glamuroso" y con aspiraciones globales, es hoy un Banco que lucha por reducir y simplificar su balance y por volver a hacer banca básica, incluso banca aburrida, tras haber saneado de forma especialmente intensa las heridas que dejó en sus activos una expansión desaforada justo antes de estallar la crisis financiera de 2008.
Bajo la tutela del Gobierno inglés, que tiene el 72,6% del capital, su Consejero Delegado, Ross McEwan, lucha por algo tan simple pero a la vez tan importante como "aumentar los ingresos, reducir los costes y mejorar el rendimiento para los accionistas a la vez que proporcionar un mejor servicio para los clientes"recogiendo las palabras que pronunció con motivo de la presentación de resultados.
Afectado por el Brexit, RBS anunció también el traslado de parte de sus operaciones a Ámsterdam, una muestra más del inmenso error que el referéndum del Brexit supuso y de la necesidad de las empresas inglesas de reaccionar de forma rápida y ágil a ese error.
El gráfico que adjuntamos muestra cómo las acciones de RBS pasaron de niveles de 2 libras a niveles de 4 libras desde verano de 2012 hasta finales de 2015, para luego entrar en una prolongada caída que llevó a las acciones de nuevo por debajo de las 2 libras en la segunda parte de 2016.
El pasado viernes la acción de RBS cerró en 2,6 libras por acción, subiendo casi un 2% en la sesión y pensamos que desde estos niveles deberán ir avanzando de nuevo hacia las 4 libras, precio todavía inferior a las más de 5 libras que el Gobierno inglés pagó por sus acciones.