La firma de planificación residencial y ciudadana Henley & Partners, publicó recientemente un índice anual sobre la calidad de la nacionalidad en los distintos países del mundo. El creador de este índice es Dimitry Kochenov, catedrático de derecho constitucional de la Unión Europea en la Universidad de Groningen en los Países Bajos.
La lista la encabeza Alemania, ha sido así en los últimos seis años, debido principalmente a su fuerte economía, y las elevadas calificaciones en factores como la seguridad, la estabilidad y la libertad a la hora de viajar.
Como añade Maria Lamagna en MarketWatch, este indicador se elabora midiendo los valores internos y externos de una nacionalidad. El valor interno se basa en la fortaleza económica del país, su nivel de desarrollo humano básico (la esperanza de vida, la educación, el nivel de vida…), el nivel de seguridad y paz social, y la estabilidad de la nació. El valor externo representa la medida en que los ciudadanos de una determinada nacionalidad pueden participar en un mundo globalizado y la facilidad con la que pueden viajar a otros países.
Vemos como la ciudadanía española, es más valiosa que por ejemplo la del Reino Unido, la Bélgica, y que la de EE.UU., que contario a lo que pudiera parecer, no está muy bien clasificada.