Ayer me di de bruces con G. L. en una emblemática calle madrileña. Cabizbajo, y no por el frío que calaba el alma, sino porque siempre va contando las baldosas de las aceras, meditabundo, incluso farfullando cosas que sólo el comprende, hablando en solitario y con cara de pocos, muy pocos amigos, me lanzó una sonrisa al grito de "¡Hombre, cuánto tiempo tiempo¡ ¿sigues yendo por el parqué? ¿te acuerdas de los viejos tiempos? ¿sigues fumando? Te leo en lacartadelabolsa. Has cambiado el sesgo desde la primavera. Has acertado. Las crisis no duran eternamente y de esta crisis saldremos como hemos salido de otras ¡Joder, con las crisis que hemos visto y vivido tú y yo! Quizá no tan fuertes como esta, pero muy fuertes. Lo que pasa es que en la actualidad la presión mediática es muy fuerte. La Globalización se lo ha tragado todo. Ha cambiado los hábitos y las costumbres. La Globalización magnifica todo. Por eso, ahora más que nunca es aconsejable la meditación ¿Se han casado tus hijos ya? ¿Tienes nietos? ¿Tienen trabajo?...".
En su monólogo G. L. no deja títere con cabeza y, lo que es peor, no deja hablar. Calculo que tiene ya los 70 años bien cumplidos. Lo conocí hace 35 años en la Bolsa de Madrid. Está más calvo, más envejecido, como todos, pero dispara a velocidad de vértigo y con una puntería envidiable. Su cerebro sigue ágil, muy ágil.
"Hay un asunto que, como sabes, siempre me ha tocado la fibra más sensible. No soporto a los abanderamos del mal denominado análisis técnico. Nunca los soporté y ahora menos, porque la mayoría sigue con los patrones de antaño sin reparar ni considerar que estos patrones hace tiempo que murieron. Hoy, si hablamos de este tipo de ver las cosas de la Bolsa, sólo mandan los algoritmos. Leí hace unos días que un pipiolo de 24 años se ha forrado con sus algoritmos y, lo que es realmente acojonante, que maneja millones de dólares de otros tantos pardillos...".
"Sí, pardillos. Lo de los algoritmos es relativamente nuevo para los que se incorporan al mercado, pero relativamente viejo para nosotros. Yo conocí hace cuarenta años a un iluminado en París que ya trabajaba con este tipo de cosas. En los dos primeros años dobló el capital de los incautos que le dieron la pasta. En el tercer año lo perdió todo y abandonó, o no, Parts. Nunca se supo de él...".
"Venía pensando en la falacia de los índices. Los índices son propaganda para vosotros los periodistas. Propaganda para las televisiones, radios, periódicos y medios on line. Pero los índices son nada y el Ibex, menos. La Globalidad se los ha tragado. El Nasdad, el S&P, el Dow Jones, índices de los que tanto se hablan ahora, no son lo que eran. Se habla de burbujas de estos índices ¿comparados con qué? Recomiendo siempre a mis amigos que no miren los índices, porque son juegos de máquinas. Recomiendo comprar buenos valores cuando las máquinas y los chartistas los tiran contra la lona...".