Mucho que comentar y explicar hoy acerca de lo que está sucediendo con todo el tema de las criptodivisas y lo que podríamos encontrarnos dentro de muy poquito.
Un poquito de historia
El Bitcoin fue creado 2009. Una peculiaridad es que no depende de ningún Banco Central y además al nacer se estableció que no se podían crear más de 21 millones en el mundo, detalle que implicaba que no podía generar un incremento de inflación. Como contrapartida, al haber un número “reducido”, el cambio se movía bastante.
Es verdad que otras criptomonedas aparecieron para ser una clara competencia, entre ellas la más conocida es Etereum (fue creada en julio del 2015). La principal diferencia entre esta monedas y el Bitcoin es que éste toma de referencia el blockchain, una tecnología que utiliza bloques de transacción cifrados y autenticados que se agregan entre sí. El blockchain es infalsificable porque, para cambiar la información, tendría que cambiar de forma simultánea para todos los usuarios.
El bitcoin se puso de moda a raíz de lo sucedido en Chipre. En este país, tras el corralito, el control del flujo de capitales y las quitas a cuentas y depósitos de los ciudadanos, hizo que su uso se incrementase bastante entre los ciudadanos, porque ningún Gobierno ni ningún Banco Central pueden intervenir en ella, para entendernos, la moneda es exclusivamente de su dueño.
La idea es que el mercado cambiario de Bitcoins se asemeja al de divisas, es decir, los precios cambian todo el tiempo según la oferta y la demanda.
La realidad actual
Hemos asistido al derrumbe de dos de las divisas digitales más “famosas”, el Bitcoin y el Ether, las cuales caen un 40% del 1 de septiembre al día 15 (aunque es cierto que el Bitcoin tenía colchón de sobra, no en vano subió un 400% de 1 de enero a 1 de septiembre y en estos 3 años su subida es escalofriante, nada más y nada menos que un 1800%). Se está empezando a hablar de que la burbuja de criptodivisas puede estar pinchándose, pero realmente ese no es el motivo, sino la intervención de varios países.
Y es que ha habido varias razones que han contribuido a las fuertes caídas de estos últimos días:
– El Banco Popular de China decidió prohibir que las empresas del país utilizasen monedas virtuales para obtener financiación. Los motivos que ha expuesto son que se trata de un sector no regulado que conlleva fraude y abusos, por no hablar del tema de blanqueo de dinero. No sería relevante que hablásemos principalmente del gigante asiático si no fuese porque alrededor del 30% del volumen total de operaciones con Bitcoins tiene que ver con ellos. Todo esto está relacionado también con que previamente prohibiese las ICOS (ofertas públicas de monedas), un método o procedimiento de financiación de las empresas a través del cual una empresa que acaba de ser creada se financia vendiendo al público criptodivisas inventadas por ella misma.
– El broker gigante BTC China anunció que dejará de realizar operaciones con criptodivisas a finales de septiembre y que no admitirá a nuevos usuarios que busquen comerciar con Bitcoins.
– El Banco Central de Rusia se sumó a la fiesta diciendo que quieren regular todo este mercado para evitar todo el abanico de hechos delictivos que se benefician de las monedas digitales.
– La rotunda afirmación de Jamie Dimon, consejero delegado de JP Morgan, diciendo que el Bitcoin es un fraude no ha ayudado tampoco.
Como consecuencia de todo ello, se generó el temor fundado al posible cierre de las plataformas de intermediación, y claro, como ello implicaría que los inversores no podrían recuperar su dinero físico, el real, pues se produjo una avalancha de ventas de Bitcoins, con lo que su precio de cotización se desplomó.