La evolución de la economía española se explica por su gran dependencia a sectores como la construcción y el turismo. En fases expansivas es una economía que se comporta mejor que el promedio, dado lo cíclico de los sectores motores de crecimiento, y en fases recesivas el deterioro es mayor. Pero para entender mejor este hecho nada mejor que un gráfico.

En 2009, un equipo de la Universidad de Harvard formalizó una medida de la complejidad económica de un país, comparando diferentes economías entre sí por esta variable (Índice de Complejidad Económica o ECI). Se usaron básicamente dos factores principales para obtener el nivel subyacente de complejidad económica:

1. Diversidad económica: Mide cuántos productos diferentes puede producir un país.

2. Ubicuidad económica: Mide cuántos países pueden fabricar estos productos.

En otras palabras, si un país produce sólo unos pocos bienes esa economía no es muy compleja. Además, si un país produce muchos productos diferentes, pero todos son simples y pueden realizarse en otros lugares, la economía tampoco es compleja. Cuanto mayor complejidad de una economía, mayor fortaleza tiene y menos vulnerable es a las fases de debilidad económica.

El gráfico que publicamos a continuación muestra el grado de complejidad de diferentes economías. Vemos que la más compleja es la de Japón, seguida por la de Suiza, Alemania y Corea del Sur. En el lado contrario tenemos países como Bolivia, Ecuador Gana o Mazambique. España se encuentra en el puesto 29 de complejidad, entre las de menor nivel dentro de las mayores economías europeas. Eso explica su debilidad en las crisis como señalábamos anteriormente.