Sí, la economía busca su camino para crecer. Mejor, los agentes económicos generan este crecimiento. A través de la demanda externa, previo una mejora de la competitividad (tipo de cambio, precios o empleo), por la mejora de las exportaciones y un descenso de las importaciones. La demanda externa puede compensar en mayor o menor medida el deterioro de la demanda interna. Consumo, privado y público, e inversión, privada y pública. En el caso de la economía española, la demanda externa no ha podido compensar totalmente en los últimos años la conjunción de un ajuste residencial, deterioro de la inversión empresarial y contracción del consumo. Era casi imposible.
Pero, es cierto, la economía se recupera. Y en el caso de la economía española es una combinación de menor ajuste de la demanda interna, pero "una mejora" que supera el descenso experimentado por la demanda exterior. Esto en cifra anual. En cifras trimestrales, ligero crecimiento del consumo privado y descenso marginal de la inversión. Pero, también, subida del consumo público. Al final, una combinación de factores cuyo resultado es el optimismo sobre la recuperación que ahora vivos. Un optimismo contagioso. El resto, dirán, vendrá con el tiempo: mejora de las condiciones de financiación, mejores perspectivas de inversión, empleo, consumo y de ahí a una recuperación sostenible en el tiempo. ¿Les parece el cuento de la lechera? La recuperación comienza al dejar de caer. Así ha sido. Y lo seguirá siendo en el futuro.
Con todo, la plasmación a la realidad de un proceso aparentemente tan simple presenta mucho riesgo. Por ejemplo, indagando ayer con un grupo de economistas en qué se habían equivocado al sobrevalorar la caída del PIB este año la respuesta me dejó algo sorprendido: el consumo público. En definitiva, asumir que el ajuste fiscal seguiría la misma intensidad de los últimos años ha sido el error. Y de hecho, el déficit público este año probablemente será similar al del año pasado. Es cierto que un ajuste de menos de un punto en el dato estructural, pero sin permitir que baje del 6.5/7% del PIB. ¿Y cómo lo reduciremos en un futuro? Más de 3.5 puntos en los próximos dos años. En un periodo electoral, siempre complicado desde una perspectiva política. Y social. Claro: la solución es el crecimiento. Una recuperación económica fuerte y sostenible. ¿Lo dudan? Pues sólo tenemos que esperar estos dos próximos ejercicios para confirmar quién tiene la razón. Y los mercados por el momento asignan una elevada posibilidad a que el crecimiento económico nos sorprenda incluso más de lo esperado. Más allá de los fundamentos que ahora justifican ser prudente en las previsiones.
Este año que estamos a punto de finalizar nos ha mostrado varios ejemplos de países cuyo crecimiento al final ha superado las perspectivas. Y recuerden que llevamos varios ejercicios donde las previsiones se rompen a la baja. Pero, durante este año hemos conocido como Suiza, Japón y especialmente UK han superado los pronósticos de crecimiento que se esperaban a finales de 2012. Aunque, es cierto, la mejora en las previsiones ha sido una norma dentro de los países desarrollados en los últimos meses.
Pero, son los tres países anteriores en los que las sorpresas han sido mayores. Y dentro de ellos, es la economía británica la que merece una atención especial. Quizás porque la revisión ha sido casi doblar el crecimiento previsto inicialmente del 1%. Tal vez porque hay razones fundamentales que parecen contradecir la intensidad de este crecimiento. Y me refiero a la elevada deuda, los precios altos de la vivienda, la baja tasa de ahorro y la limitada inversión (output-gap). Sin embargo, la sorpresa ha venido con un crecimiento mayor de lo esperado desde el consumo privado (1.9% desde 1%) fundamentado en un descenso adicional de la tasa de ahorro y una mejora en las perspectivas de revalorización desde la vivienda. Por el contrario, la inversión (-2.25% frente al previsto +1.9%) y las exportaciones (1.2% frente 2.2%) han defraudado. ¿Sostenible? Ya dije antes que el crecimiento busca su camino.En el caso de la economía británica, la previsión ahora se centra en la continuidad de la mejora del consumo acompañada de la inversión y del sector exterior. Y es factible que sea así.
¿Riesgos en el camino? Desde una inflación que se ha mostrado persistentemente elevada hasta los propios excesos acumulados (y no corregidos) por la economía en el pasado. Pero, en frente, una flexibilidad inesperada en el mercado de trabajo, las propias características de UK (y Londres) como centro financiero y una política monetaria que por el momento seguirá siendo marcadamente expansiva. ¿Hasta cuándo? Probablemente hasta el propio BOE lo desconozca. Pero, de lo que sí estoy convencido es de que el inicio de su normalización será una prueba de fuego de la solidez del crecimiento. Al final, los bancos centrales se enfocan a través de la estabilidad financiera en propiciar la recuperación económica. Pero esto puede hipotecar la fuerza de la recuperación una vez que vuelvan a enfocarse en la inflación. No se inquieten: nos queda aún mucho tiempo para seguir beneficiándonos de la bondad de una política monetaria al límite.