La recuperación de la actividad de los bancos a nivel internacional detectada a principios de este año ha sido temporal. De acuerdo con los datos del BIS, durante el Q2 la actividad internacional de los bancos ha descendido en 91 bn. $ sobre el trimestre anterior. Con la excepción de los préstamos a entidades financieras no bancos.

La principal contracción en la actividad internacional de los bancos durante el Q2 se centró en los propios bancos (-74 bn.) y hacia prestamistas no financieros (-111 bn.) La mejora de la financiación bancaria internacional se centró en el sector financiero no bancos. Y especialmente en Estados Unidos y en el Reino Unido.

Y es que los préstamos internacionales en Euros fueron especialmente desalentadores en el segundo trimestre del año. Un descenso del 4 % anual en la actividad, estimado en 161 bn. $ sobre los datos del primer trimestre.

Debemos considerar estos datos bajo un entorno de recuperación de la economía mundial mayor de lo esperado y en un contexto de unas condiciones financieras muy favorables. En Europa precisamente, con recuperación de préstamo bancarios a empresas y familias a un ritmo superior al crecimiento económico.

¿Qué está fallando para que veamos una recuperación sostenida de la actividad bancaria a nivel internacional? La segmentación de los mercados internacionales y el carácter cada vez más doméstico del negocio de los bancos contrasta con una regulación global y en Europa baja una supervisión única. Pero, también una regulación estricta que en muchos casos es aplicada de forma diferente según los países y una política monetaria expansiva llevada al límite que puede distorsionar el funcionamiento de los mercados. Siempre se puede decir que es cuestión de tiempo que la normalidad vuelva a los mercados financieros internacionales. Comenzando por la propia normalización de la política monetaria y bajo un mayor pragmatismo en la regulación bancaria frente a la del sector financiero no bancos.