La “crisis” por fin ya no es tema de conversación. Por mucho que algunos han querido estirarla hasta casi una década después de que estallara la gran burbuja, ya nadie se atreve a citar como excusa de su infortunio la gran crisis económica que nos aqueja, porque sencillamente, con datos actualizados en la mano, resultaría ridículo. Los periódicos tampoco publican ya, con la ligereza a la que nos tenían acostumbrados, titulares catastróficos ni previsiones desalentadoras. Podemos decir que la crisis ha quedado definitivamente atrás.
La economía crece de forma vigorosa e incontestable y por fin se recuperan al unísono todas las variables económicas más críticas, lo que se interpreta como el síntoma más favorable de la evolución de la economía. Podríamos citar muchas de ellas: precios inmobiliarios, ventas de vehículos, créditos concedidos, facturación empresarial, recaudación tributaria, y un largo etcétera de partidas económicas que han retornado a una dinámica ascendente.
El Fondo Monetario Internacional, encargado en una de sus múltiples funciones de monitorizar y predecir la actividad económica global y sus potenciales desequilibrios, ya puso recientemente este escenario de manifiesto de forma gráfica, tanto a nivel global como en su desglose por áreas de desarrollo:
Asistimos, por tanto, al regreso de la economía a su círculo virtuoso. En el círculo virtuoso unas variables impulsan a otras de forma natural como fichas de dominó dando un soporte acompasado y creciente al ritmo económico, lo que conduce a una mayor prosperidad. Tanto es así que uno de los indicadores más retrasados de la salud económica, el desempleo, desciende ya a tasas elevadas y mejora sin ningún género de dudas.
Después de varios años de controversia, nadie discute tampoco el papel crucial que han jugado los Bancos Centrales en este proceso de recuperación. Acuérdense sino, de las medidas de austeridad y de tantos otros debates sobre la conveniencia de las medidas de financiación a Gobiernos. Su apoyo en los momentos más críticos mediante la clásica batería de medidas convencionales (bajada de tipos de interés, financiación bancaria de último recurso), pero sobre todo con las medidas extraordinarias de liquidez jamás antes utilizadas (“quantitative easing”) , han hecho posible la remontada creando las condiciones necesarias para ello.
Suele decirse que las bolsas son el termómetro de la economía. Fiel reflejo de la mejoría económica, los mercados financieros en todo el mundo están volviendo a vivir momentos de una “renovada exuberancia” (operaciones corporativas a precios elevados, volatilidad en mínimos nunca antes presenciados, rentabilidades de los bonos basura tan bajas que casi causan perplejidad).
En Estados Unidos, las bolsas superan máximos históricos día sí, día también, al calor de la digitalización y la revolución tecnológica del siglo XXI (echen un vistazo a la capitalización de las FANG, Facebook-Amazon- Netflix - Google, que junto con Apple y Twitter,…entre todas ellas vienen a sumar 1,75 billones de dólares en capitalización, el triple del valor de nuestro Ibex 35).
Conviene en este punto recordar, para que actúen en consecuencia, que el mercado descuenta el futuro y se adelanta de una forma casi esotérica al comportamiento de las economías y las empresas. Las cotizaciones de hoy no incorporan sólo las ganancias de hoy, sino también las de los próximos años, por lo que conviene no dejarse llevar por la euforia ante el ímpetu de los mercados de acciones.
En el ánimo de éste artículo está el recordar que la prudencia y la sensatez debe siempre imperar en la gestión de nuestras inversiones. Los estímulos están llegando a su fin y la economía cabalga a toda velocidad, mientras los riesgos tienden a despreciarse. Y no, ésta vez no será distinto, y el cambio de sentido tampoco lo veremos venir. Nos empezaremos a dar cuenta cuando ya estemos inmersos en él. Sigamos invirtiendo, pues la economía ha regresado a su círculo virtuoso, pero sean sensatos, selectivos, diversifiquen y nunca bajen la guardia.
Alejandro Varela | Gestor de fondos de Renta 4 Gestora SGIIC