El BCE publicó la semana pasada un interesante informe donde se analiza la forma de pago elegida por los consumidores de la zona Euro durante el año pasado.
La primera impresión es la prevalencia del efectivo como principal instrumento de pago, acaparando más del 79 % de las transacciones realizadas. Aunque es cierto que su peso se reduce cuando introducimos el parámetro del valor, rebajándose hasta un 54 % del total en beneficio especialmente de las tarjetas de pago. Aunque sólo un 19 % de las transacciones fueron en tarjeta, representaron un 39 % del volumen total de pagos. El resto de los medios de pago, cheques, ingresos en cuenta y transferencias apenas representaron un 2 % del número de operaciones y un 7 % de su valor.
Con todo, es llamativo que cuando a los consumidores se les pregunta cuál es su medio de pago preferido la respuesta mayoritaria es la tarjeta. ¿Por qué entonces utilizan en mayor medida el efectivo? Quizás sea más fácil de entender al considerar que más de dos tercios de las transacciones fueron por un importe inferior a 15 Euros. El 8 % del total de transacciones fueron por un importe superior a 50 Euros y el 14 % en tiendas de bienes duraderos y estaciones de servicio.
El uso del efectivo varía según el país, lugar de compra, el valor de la transacción y en función de las características demográficas:
1. El uso del efectivo es mayor en el sur de Europa, pero también en Alemania, Austria y Eslovenia
2. Los hombres usan el efectivo más que las mujeres
3. Las personas de más de 40 años se inclinan más por el efectivo
4. Los pagos de menor valor inclinan la balanza al efectivo
De acuerdo con el ECB, al menos una cuarta parte de los consumidores mantienen efectivo en sus hogares por razones de precaución. El efectivo también funciona como un depósito de valor. Un porcentaje tan significativo como el 20 % de la encuesta responden que mantienen billetes de alta denominación, entre 200 y 500 Euros.
Es sólo cuestión de tiempo que los consumidores inclinen la balanza hacia otras alternativas al efectivo al realizar el pago de sus compras. Cuestión de comodidad, facilidad y también de seguridad. Las nuevas tecnologías, con la estrategia de los bancos volcada en ofrecer el mejor servicio al cliente utilizando la innovación, van a favorecer que este cambio en los hábitos de pago se produzca con completa seguridad y confianza.