En un reciente trabajo del ECB (Lucas et Al. 2017) se identifican hasta seis diferentes modelos de bancos en Europa, que oscilan en mayor o menor peso entre banca universal, gestión de activos y banca retail. El objetivo final del estudio es valorar los riesgos que tiene para la estabilidad financiera un escenario de tipos de interés muy bajos ante una política monetaria expansiva llevada a extremo. Y como este escenario se traslada a tipos de interés bajos a medio y largo plazo, con una parte significativa de la deuda pública actual con tipos de interés negativos.
Los bancos se adaptan al escenario de tipos de interés. Siempre lo han hecho. Pero las autoridades deben valorar hasta qué punto unas condiciones financieras excepcionales deben condicionar la estrategia a medio plazo de las entidades de crédito, bajo un escenario de estricta regulación y de la prioridad exigida por los clientes en términos de digitalización. Los tipos de interés negativos son anormales, generando distorsiones en el funcionamiento de los mercados financieros y la estabilidad del sector financiero. La regulación centrada en la protección del usuario de servicios financieros también debería valorar el objetivo de estabilidad financiera.
Las condiciones financieras son extremadamente laxas en Europa. Finalizada la crisis, queda por verse si no lo son de forma exagerada. Las propias autoridades financieras internacionales han comenzado a debatir sobre los potenciales riesgos derivados de una política monetaria demasiado laxa durante demasiado tiempo. ¿Hasta qué punto la compra de deuda a plazo está limitando la normalización de la curva de tipos hacia una mayor pendiente?
La mejora de la economía europea más allá de lo esperado este año responde en buena parte a este buen hacer de los bancos, con una amplia financiación y condiciones financieras muy favorables. Al final, su objetivo final a medio y largo plazo es financiar el crecimiento y general prosperidad al mismo tiempo que proporcionar el mejor servicio a sus clientes.