El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a sorprender al mundo con otra de sus decisiones polémicas e impredecibles como fue decidir y reconocer, de manera unilateral y sin contar con nadie, a Jerusalén como capital de Israel, una ciudad en disputa que tanto Palestina como Israel no dudan en asegurar que es su capital.
De hecho, en el año 1980, Israel la designó como su capital y palestina designó Jerusalén del Este como la suya. Y es que es la primera vez que un país la reconoce como capital de Israel desde la fundación del Estado de Israel en 1948. Recordemos que en 1947 la ONU aprobó la resolución 181 para la partición de Palestina en un Estado judío y otro árabe, de manera que Jerusalén sería una especie de ciudad internacional gestionada durante 10 años por la ONU antes de realizar un referendo para establecer su destino. Pero la 1ª guerra árabe-israelí en 1948 supuso la división de la ciudad en Jerusalén este, en manos árabe y Jerusalén oeste, en manos de Israel.
El tema, lejos de solucionarse, fue enquistándose más y más con el paso del tiempo. Si bien es cierto que desde el año 1967 Israel ejerce una soberanía de facto sobre Jerusalén, dicha soberanía nunca ha contado con el beneplácito de la comunidad internacional. La cuestión es que los palestinos reivindican Jerusalén Este (ocupado por Israel en 1967), como la capital del estado al que aspiran. Pero Israel considera que todo Jerusalén (Este y Oeste), es su capital.
De todas maneras, hay que reconocer que esta decisión iba en su programa electoral, otra cosa es que casi nadie creyese que lo llevaría a cabo. Observen que de acuerdo a la ley estadounidense, el Presidente debe firmar una dispensa cada 6 meses para que la embajada permanezca en Tel Aviv. Trump renovó la exención en junio, pero ahora se cumplió el plazo y no la renovó. A modo anecdótico, decir que el primer país que “colocó” su embajada en Jerusalén fue Costa Rica en el año 1982, pero la trasladó a Tel Aviv en 2006.
Sin lugar a dudas, Trump ha tomado una decisión grave y polémica, seguramente en contra del derecho internacional. Una decisión que producirá efectos desde el primer día pero que en cambio llevará muchos años el poder materializarse físicamente, puesto que el traslado de la Embajada de USA será muy lento en aras de poder garantizar la máxima seguridad (como así muestran todos los antecedentes). Se puede afirmar que cambiar el status de Jerusalén supone un ataque en toda regla y una agresión directa al mundo árabe y musulmán que originará irremediablemente violencia en Oriente Medio.
¿Qué consecuencias originará la decisión de Trump?
1) Intifada: Hamas anuncia una sublevación palestina, una nueva intifada que enaltecerá mucho los ánimos y se producirá un incremento de la escalada de violencia. Es más, una milicia chiita iraquí amenaza con atacar a las fuerzas norteamericanas en el país; El ejército israelí ha desplegado sus tropas en el territorio palestino ocupado de Cisjordania.
2) Proceso de paz: queda seriamente dañado y afectaría gravemente a las negociaciones entre Israel y palestina. Bastantes partidos políticos opositores egipcios han solicitado que se rompan las relaciones diplomáticas con USA.
3) Largos tentáculos: el presidente de Turquía avisó que la decisión tomada por Trump suponía atravesar una línea roja para los musulmanes que podría perfectamente suponer el final de las relaciones diplomáticas con Israel.
¿Y en los mercados? De manera directa pocas consecuencias.