Se acaba el año y es momento de sacar conclusiones de cara a enfrente los mercados financieros de 2018. El presente ejercicio ha sido rentable en las principales bolsas del mundo, y las perspectivas para el próximo son igualmente favorables. A no ser que se produzca algún "cisne negro o gris", la dinámica económica y monetaria sugiere que tendremos un buen año en bolsa, al menos en la primera parte del año.
Pero como decíamos, es hora de sacar conclusiones. Para ello vamos a utilizar la reflexión que recientemente hizo en MarketWatch uno de nuestros analistas de cabecera, Mark Hulbert, y la que destacó tres importantes lecciones del 2017. Veamos:
Primera lección. La humildad es siempre una virtud.
Esto se debe a que ha habido un número inusualmente grande de pronósticos espectacularmente incorrectos durante el año pasado, y no hay ninguna razón para esperar que 2018 sea diferente.
Uno pensaría que los gurús que publican esos pronósticos negativos mostrarán cierta contrición. Pero, en cambio, emiten con la misma confianza sus pronósticos para 2018. Están convencidos de que nuestros recuerdos son demasiado cortos para recordar lo que decían hace un año, junto con nuestra tendencia demasiado humana de ser atraídos más por el barquero del carnaval, que por alguien que admita con razón y seriedad, que nadie puede prever el futuro.
Si dudas sobre este punto, pregúntate cuál de estas dos historias leería primero. Una con el titular: "Por qué el Dow se disparará a 36,000 a finales de 2018", o la otra de "La mejora gradual en los datos económicos garantiza un ligero aumento en la exposición a la renta variable".
En este punto me gustaría recordar la espectacular apuesta que hizo Warren Buffet allá por 2008. En aquel año Buffet apostó frente a un importante gestor de fondos de cobertura, que en los siguientes 10 años el S&P 500 superaría en rentabilidad a los fondos de cobertura elegidos. El concurso no ha estado ni competido. El gestor de fondos de cobertura tiró la toalla el pasado mes de mayo, siete meses antes de la final formal de la apuesta, por la gran ventaja que presentaba el S&P 500.
Este ejemplo es significativo porque en teoría, los fondos de cobertura están gestionados por las personas más inteligentes de este negocio, los más brillantes de Wall Street. Bien, pues estos muy bien pagados gestores, han presentado una rentabilidad mucho más baja que un modesto inversor que haya comprado un fondo indexado al S&P 500.
Segunda lección: Los techos son más difíciles de prever que los suelos.
Lo anterior no significa que los suelos sean fáciles de identificar en tiempo real. Definitivamente no lo son. Pero los techos de los mercados alcistas son aún más difíciles de identificar.
La razón por la que esta es una lección importante, es que multitud de "gurús" han intentado anticipar el techo exacto del actual mercado alcista. Hasta el momento, todas sus predicciones han sido incorrectas.
Algún día, uno de estos gurús tendrá razón, y su nombre estará en letras de neón por un tiempo. Pero lo que no se pensará en esos momentos, es cuánto dinero se ha perdido por las equivocaciones de otros gurús.
Los mejores analistas de mercados no son aquellos que adivinan el momento exacto de un techo o de un suelo, sino aquellos que saben identificar una tendencia y sus cambios. Esto lo harán cuando el fondo o el techo estén ya alejados algunos puntos porcentuales, por lo que su acierto no será tan espectacular, pero a la larga es una estrategia mucho más beneficiosa.
Tercera lección: El riesgo no siempre se recompensa.
Sé que esto va en contra de la sabiduría tradicional, pero mis cuatro décadas de seguimiento de los mercados me demuestran que es cierto. Los gestores altamente apalancados que analizamos año tras año, casi nunca se mantienen en la parte alta de las clasificaciones de rentabilidad durante mucho tiempo, incluso cuando el mercado juega a favor de ellos. Los gestores lentos y constantes casi siempre ganan la carrera a largo plazo.
La razón por la cual esta lección es tan crucial es que el mercado alcista terminará. Cuando lo haga, les agradecerán que hayan adoptado estrategias de menor riesgo. Pero no hay razón para esperar hasta entonces para reducir el riesgo de su cartera, ya que incluso en los mercados alcistas las estrategias de mayor riesgo a menudo tropiezan y caen.