A corto plazo, el lograr un acuerdo para formar gobierno en Alemania y la temporada de resultados, concentrará la atención de los mercados. A medio plazo preocupa el optimismo de Wall Street, con datos de euforia no vistos desde 1929 y 1987, años que sufrieron sendos cracks.
El año ha empezado bien, pero a medio plazo la euforia de Wall Street preocupa cada vez más. Su optimismo, con datos de euforia no vistos desde 1929 y 1987, años que sufrieron sendos cracks es un mal presagio. El optimismo de los inversores y la sobrecompra, a corto, medio y largo plazo, está en máximos históricos, lo que siempre avisa de una corrección, que puede tardar, incluso meses, pero que fatalmente acaba llegando. Con esta espada de Damocles pendiente, en Europa, además preocupa la fortaleza del euro (aunque el mercado no empezará a ponerse nervioso hasta que llegue a los 1,24-1,25 $) y asusta la caída de los bonos (y su subida de rentabilidad), pues no se debe olvidar que la renta fija es el principal competidor de la renta variable: por primera vez desde 2008 el t-bond tiene una rentabilidad mayor que el dividendo medio del S&P 500. Mientras tanto, en Wall Street sigue la temporada de resultados, en los que de momento, lo más llamativo es el impacto negativo de la reforma fiscal en algunos valores.
El Ibex 35 ha tenido un excelente arranque del año, y ha llegado a zona de resistencias, en los 10.600 puntos. La resistencia y las realizaciones de beneficios han supuesto la primera parada del año. Por abajo, tiene el soporte de los 10.380 puntos, y mientras lo mantenga, mantiene la tendencia alcista.