Dólar
Probablemente el aspecto más notable de la reciente depreciación del dólar estadounidense es el grado en el que los negociadores de divisas han pasado por alto casi por completo los diferenciales de los tipos de interés entre Estados Unidos y casi todas las principales economías avanzadas, particularmente la zona euro. La Reserva Federal continuó su trayectoria de normalización gradual de la política monetaria en diciembre, elevando los tipos por tercera vez en 2017, al tiempo que sugería que seguiría el curso para elevar los tipos en tres ocasiones adicionales en 2018.
Las recientes comunicaciones de quienes establecen los tipos en EEUU también han reforzado estas expectativas. Los negociadores del Dólar estadounidense reaccionaron positivamente a la evaluación relativamente optimista de la Fed de la economía estadounidense, en su reunión de enero. Los legisladores hicieron referencia a la mejora del mercado laboral, que actualmente se encuentra alrededor del nivel considerado de pleno empleo, mientras que también publicaron una actualización de su pronóstico de inflación. La declaración final de Janet Yellen antes de abandonar el cargo de “Chair” afirmó que la inflación subirá este año y se “estabilizará” en lugar de “permanecer por debajo” del 2% en el corto plazo. La inflación general ha sido superior al 2% en cada uno de los últimos cinco meses, mientras que la medida de inflación preferida por la Reserva Federal, el índice PCE, está apenas por debajo del objetivo del 1,7%. Un Dólar estadounidense débil debería, en teoría, subir los precios internos aún más en los próximos meses.
Creemos que otro aumento de los tipos de interés en EEUU en marzo será probable, tras el lanzamiento de una reciente serie de noticias económicas impresionantes. También podríamos ver una revisión al alza en la “gráfica de puntos” de la Fed. La economía de EEUU está creciendo a un ritmo saludable, expandiéndose otro 2,6% anualizado en el último trimestre del año pasado, habiendo acelerado a un máximo de tres años en el tercer trimestre (Figura 2). El consumo privado, por su parte, aumentó rápidamente con un desempleo bajo durante varios años, aumentando así la confianza del consumidor. También hubo una amplia recuperación en la inversión empresarial, aunque esto fue compensado en cierta medida por un creciente déficit comercial.
Libra
Las recientes noticias relacionadas con el Brexit han sido, en gran medida, positivas y nuestra opinión, de que el mercado estaba cotizando el peor de los escenarios para las negociaciones hace unos meses, parece haber sido justificada. Los inversores están pensando en un período de salida de la Unión Europea más suave, con Reino Unido esperando la oferta de un acuerdo de transición por parte de Europa. Durante ese período, se mantendría el statu quo y se mantendría el acceso al mercado único, aunque Gran Bretaña seguiría contribuyendo al presupuesto de la UE y perdería su derecho de voto. Si bien la duración de dicho período aún está por decidir, se espera que sea de aproximadamente dos años.
Las conversaciones han tenido un comienzo bastante lento en lo que va de año y probablemente tengamos que esperar hasta la cumbre de la UE en marzo, antes de que salga a la luz un acuerdo sobre la futura relación económica. Éste se alcanzará en octubre, cuando se espera que las dos partes entreguen una acuerdo final. Los informes sugieren que España y los Países Bajos están listos para respaldar una salida más suave, aliviando las preocupaciones sobre la posibilidad de un “Brexit duro” que haría que Reino Unido mantuviese muy poco acceso al mercado único.
Las crecientes expectativas de otro aumento de tipos de interés por parte del Banco de Inglaterra, tras su primer alza en una década en noviembre de 2017, también han respaldado a la Libra hasta ahora en 2018. En su reunión de febrero, el Banco de Inglaterra adoptó un tono hawkish, elevando las previsiones de crecimiento y sorprendiendo al mercado al acortar el horizonte de inflación, volviendo a su objetivo de 2%. El comité de fijación de tipos dijo que ahora quería que la inflación volviera a su objetivo en un “horizonte más convencional” de dos años, en lugar de tres. También dijo que es posible que sea necesario reforzar la política “un poco antes y en mayor medida” de lo que había anticipado el noviembre pasado.
Debido a este giro hawkish, estamos adelantando nuestras expectativas para el próximo aumento de tipos de interés en Reino Unido de agosto a mayo, cuando se lanzarán las próximas proyecciones económicas. Este es un ritmo más rápido que el del precio del mercado antes de la reunión. Sin embargo, a diferencia de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra aún no se ha involucrado en un ciclo de aumento de precios y es probable que las alzas futuras sigan siendo graduales y dependientes del grado en que persista la presión inflacionista en Reino Unido.
Sin lugar a dudas, uno de los principales catalizadores de unos tipos más altos es el reciente fuerte aumento de la inflación en Reino Unido. La inflación general ha sido superior al 3% cada uno de los últimos cinco meses, llegando justo por debajo de un máximo de seis años en enero (Figura 6). El último aumento pronunciado en el petróleo debería mantener los precios elevados este año, aunque el Banco de Inglaterra recientemente ha declarado que la inflación probablemente haya alcanzado su pico máximo y podría bajar moderadamente en los próximos trimestres. Las previsiones de inflación del Banco de Inglaterra en febrero muestran que ahora se espera que la inflación se mantenga por encima del 2% en los próximos tres años.
Euro
El reciente movimiento al alza de la moneda se ha producido gracias a una tasa de crecimiento mucho más rápida en la zona del euro de lo que la gran mayoría del mercado había anticipado hace un año. El crecimiento en la zona euro saltó a su ritmo más rápido en una década en 2017, con la economía del bloque de las 19 naciones expandiéndose en un 2,5% el año pasado (Figura 9). Los PMI de actividad empresarial recientes también han sido muy impresionantes. El índice compuesto, que representa un promedio ponderado de la actividad en los sectores de servicios y manufacturero, subió a un máximo de 58.8 en enero. Este fue su nivel más alto desde junio de 2006, lo que sugiere que el crecimiento podría acelerarse aún más en el primer trimestre. En su última reunión en enero, el presidente del BCE, Mario Draghi, expresó su optimismo por la recuperación y afirmó que la economía de la zona del euro se había expandido a un ritmo más rápido y “robusto” de lo esperado.
Por lo tanto, las expectativas de que el Banco Central Europeo termine su programa de compra de activos a gran escala este año han aumentado. El BCE anunció en octubre que extendería su programa de QE (Expansión Cuantitativa) más allá de la fecha previa de finalización en diciembre de 2017. El programa QE se extendió otros nueve meses adicionales y se extenderá hasta al menos septiembre de 2018, con el ritmo de compras de activos reducido a la mitad, a 30 mil millones de euros al mes. Ahora hay un acuerdo general entre los analistas de que el programa terminará en septiembre, con un anuncio probablemente en verano. Pensamos que esto ahora, en su mayoría, si no totalmente, aprecia el valor del euro.
Draghi, sin embargo, ha seguido teniendo un tono bastante cauteloso durante las recientes comunicaciones que nos sugieren que un alza de tipos de interés en la zona euro queda algo lejos. Expresó su malestar por la reciente fuerte apreciación del euro, reactivando las advertencias sobre la volatilidad del tipo de cambio, no utilizadas desde septiembre, diciendo que “la reciente volatilidad en el tipo de cambio representa una fuente de incertidumbre que requiere supervisión”. Sobre el tema de los tipos más altos, Draghi dejó claro que no anticipa la necesidad de tipos más altos en 2018, diciendo que ve “muy pocas posibilidades de que los tipos de interés puedan elevarse en todo el año”.