El porvenir de un país se basa en una serie de pilares, tales como la sanidad, la economía y la educación. Basta que una de estas patas flojee para que el sistema comience a devaluarse. Es por ello que la labor que un Gobierno lleve a cabo en estas tres áreas es fundamental para el futuro de un país y para el Estado del Bienestar de sus ciudadanos.

Pero para ello, se requiere unión, máximo consenso de las fuerzas políticas a la hora de elaborar e implementar un sistema económico, sanitario y educacional. Este es uno de los puntos débiles que en España llevamos padeciendo de siempre, no vendría mal echar una mirada a los países nórdicos.

En efecto, en estos países tiene muy claro qué es lo importante para la sociedad, para las personas, más allá de cualquier índole o ideología política. A la hora de elaborar un sistema en estas áreas existe un máximo consenso en la clase política, dejan a un lado sus diferencias para ponerse a trabajar al servicio del país, porque tienen muy claro que son meros representantes del pueblo y que es precisamente el pueblo el que los elige y el que los juzgará por sus actos u omisiones.

Pero en nuestro país, por desgracia, el tema es totalmente al contrario. Ni siquiera en estos temas tan importantes se logra un consenso entre Gobierno y Oposición. ¿Consecuencias? Varias:

- Continuos ataques y reproches a las leyes elaboradas.

- Descontento, malestar, manifestaciones y huelgas.

- Inestabilidad e incertidumbre.

Seguramente sea éste último punto el más grave. Es lamentable que un Gobierno apruebe una ley y desde ese mismo momento la Oposición manifieste que cuando lleguen al poder la derogarán por otra totalmente contraria. No estoy valorando si es el Gobierno o la Oposición el que lleva la razón, sino que la falta de un consenso, la falta de poder ponerse de acuerdo nuestros representantes políticos en temas tan importantes, denota la deriva en la que queda sumida una sociedad y su propio futuro.

En este artículo me quiero centrar en el tema de la educación. La calidad de un país se mide por la calidad de sus ciudadanos, y ésta a su vez se mide por la educación de sus miembros. Cada pocos años estamos cambiando la ley de educación, no terminamos de asentar un sistema sólido, equilibrado y duradero en el tiempo. En los países nórdicos, no solo se elabora y se aprueba con un máximo consenso político, sino que dura muchos años, hasta que se considera (de nuevo con un amplio consenso) que ha de ser mejorada o modificada.

Recuerdo en mi época del colegio que sólo se podía pasar de curso con un máximo de dos asignaturas suspensas en septiembre. Luego vino el colmo, se podía pasar de curso con cualquier número de suspensos. Se tiene la religión como asignatura obligatoria, luego no. Se implanta la asignatura educación para la ciudadanía, luego ya no. En mi época la figura del maestro, del profesor era sagrada, los jóvenes respetaban mucho esta figura, al igual que los padres. Hoy en día, ha pasado a ser el último mono de la cadena. Los alumnos faltan al respeto, los padres culpan al maestro antes que a sus propios hijos.

Podría seguir poniéndoles cientos de ejemplos.

No voy a decirles lo que yo haría o pienso que sería lo mejor, porque ni soy político ni experto en la materia, aparte de que el artículo sería demasiado extenso, pero sí les voy a exponer una cosa concreta que considero que sería muy beneficiosa…

Implantar la asignatura de “economía para el ciudadano” (el nombre escogido es solo un ejemplo). Es fundamental que desde jovencitos, desde los 10 años en el colegio, se enseñe qué son los impuestos (para qué sirven, cuáles existen, cuánto se paga), la jubilación (por qué preparar nuestra jubilación, en qué consiste la Seguridad social, cómo complementarla con un sistema privado, qué alternativas privadas existen), la banca (qué son los depósitos, cuentas, hipotecas, seguros), etc, etc, etc.

Si realmente se diseñase un buen plan de estudio en esta asignatura, comenzando a impartirse en los colegios desde los 10 años hasta que terminan todo el bachiller, tendríamos a una sociedad formada en asuntos importantísimos, ya que el ejemplo que les he puesto de algunos temas que se impartirían son cuestiones que cualquier ciudadano tiene que vivir con ellas cada día de su vida.

Se evitarían muchos engaños, se gozaría de un criterio propio para decidir y actuar libremente. En definitiva, tendríamos a una clase social formada para gozar de la vida en su plenitud sin depender del criterio ajeno.