La inflación (es conocida como el impuesto silencioso) es una subida continuada de los precios de los bienes y servicios que consumimos, y está directamente relacionada con la actividad económica, de tal manera que en una época de fuerte crecimiento las empresas tienen capacidad de subir los precios (aumentan sus márgenes) y los consumidores pagamos esta subida por la propia inercia del momento (expectativas de una buena situación laboral).
Una inflación elevada es una lacra para cualquier economía ya que supone un encarecimiento general del coste de la vida. Durante la crisis económica mundial nos hemos acostumbrado a convivir con una tasa inflacionista por debajo de lo habitual. Y conviene resaltar que es un error pensar que la inflación ayude al mercado laboral y al desempleo.
El continuo encarecimiento de las materias materias primas y sobre todo del petróleo debido a los conflictos sociales vividos en varios países productores de crudo, son las principales causas de que los niveles de inflación puedan ser elevados.
Un efecto que produce sobre las deudas es que ésta va perdiendo valor con el paso del tiempo (si debo 100, dentro de un año con una inflación del 4% tendría una deuda de 96) en cambio la deflación haría el efecto contrario (si debo 100 con una deflación del 2% tendría una deuda de 102).
Si en España tenemos una inflación superior al del resto de Europa, provoca que nuestros productos sean menos competitivos que los de fuera, con lo que nuestra exportación caerá (ya que los demás países preferirán comprar a otros que tengan un precio más bajo que nosotros) y al obtener menos dinero también podremos comprar menos, de ahí que nuestra importación será menor.
Respecto de las personas, una inflación elevada perjudicará a las personas con salarios fijos y no revisables con el IPC (ya que perderá cada año poder adquisitivo) y a los prestamistas a tipo de interés fijo a largo plazo.
Las medidas para evitar esta situación son:
- Política Monetaria expansiva: bajadas de tipos agresivas, el problema que se plantea es que los tipos de interés tienen un suelo, no se puede estar recurriendo siempre a este recurso.
- Política Fiscal expansiva: medidas fiscales como reducción de impuestos.
- Gasto Público: es la medida que no se aplicó correctamente en Japón. Medidas de elevado gasto público generarían que la curva de tipos de interés aumentase la pendiente (tipos a largo plazo más altos que tipos a corto plazo) con lo que eliminaríamos el fantasma de la deflación.
En Estados Unidos están muy atentos a la evolución de la inflación, la cual se encuentra por debajo del objetivo de la FED que es entorno al 2% y abre la posibilidad de que se apliquen nuevas medidas. La Fed acumula varios años de tasas de interés cercanas a cero y billones de dólares en compras de bonos con la finalidad de reactivar el empleo y la inversión.
Es cierto que la inflación está cayendo en todas partes pese a mantenerse las tasas de interés muy bajas unido a la impresión de dinero. En la zona euro, la inflación fue de 0,9% en noviembre, también alejada del objetivo del 2%. Se espera aún un periodo prolongado de baja inflación. Las previsiones del BCE así lo apuntan en torno al 1,3% en 2015. Se vislumbra desigualdades según las regiones, ya que por ejemplo en Alemania y Austria la inflación está sobre el 1,5%, en cambio en los países periféricos se encuentran más bajas.