Nos encontramos en un momento interesante en el que hay un buen número de Bancos Centrales que tienen que mover ficha y las repercusiones para los mercados se dejarán notar.
En USA la confianza del consumidor subió al segundo nivel más alto desde el año 2004, gracias a las abundantes oportunidades de trabajo que alentaron el ánimo de los estadounidenses en medio de la volatilidad del mercado bursátil, la tasa de desempleo podría caer al 4%, el 70% de las compañías del S&P500 han presentado resultados mejores de lo esperado, la economía crece al 2,6% anualizado, también lo hace la inversión empresarial.
Sí, la FED seguramente eleve las tasas de interés 3-4 veces en el año, siendo el primer aumento en marzo y ello debería de ir dándole fuerza al dólar, el problema es que el tema de los aranceles de Trump podría incidir negativamente en el PIB y si nos atenemos al antecedente con Bush que hizo algo similar con los aranceles sobre el acero en 2002, el dólar no reaccionó muy bien que digamos.
En las últimas semanas todo apuntaba a que el tema del Brexit iba por buenos derroteros y la libra esterlina se fortalecía al calor de estas expectativas. También le ayudó que se espera que el Banco de Inglaterra suba los tipos de interés tras el movimiento realizado en noviembre del pasado año, de hecho, en su reunión de febrero, el BoE elevó las previsiones de crecimiento y sorprendió al mercado al reducir el horizonte de inflación, volviendo a su objetivo del 2%.
Pero hay una diferencia entre el Boe y la FED, y es que ésta última si que va a comenzar un cambio de ciclo con tres o cuatro subidas este año, en cambio el BoE podría hacer este año un movimiento y esperar acontecimientos, ya que la primera ministra británica, Theresa May, dio un giro a su discurso el viernes y por primera vez reconoce que estamos ante un Brexit duro, cosa que no satisface a nadie. Después de que Reino Unido haya rechazado las últimas propuestas de la UE que incluían mantener a Irlanda del Norte en la unión aduanera comunitaria, el tema se está complicando mucho más de lo esperado.
El BCE no quiere precipitarse en su lenguaje, no quiere crear temor ni volatilidad en los mercados y se arriesgaría a poner en peligro la recuperación de la inflación. Y es que hay voces en el seno del BCE que piden ya la salida del QE y esto hace que la entidad deba de hilar muy fino en sus propios comunicados y saber elegir perfectamente sus palabras. Es cierto que la economía está experimentando su expansión más amplia en una década, pero las presiones inflacionistas siguen siendo débiles, ya que la tasa cayó el mes pasado al nivel más bajo desde 2016. Se espera que las compras de activos netos continúen a su ritmo actual de 30 mil millones de euros mensuales, como estaba previsto, antes de reducirse a cero a final de año. Respecto a subidas de tipos de interés, lo normal es que comiencen en 2019, aunque todavía hay una pequeña posibilidad de que sea finales de este ejercicio.
El Banco de Suiza está controlando que el franco no se fortalezca demasiado y el objetivo que les comenté en su momento en el blog para este año en Eur/Chf de 1,20 sigue vigente.
El Banco de Japón ha comunicado que comenzará a pensar cómo salir de su programa de estímulo monetario en el año fiscal que comienza en abril de 2019. Y es que con la Reserva Federal aumentando los tipos de interés y el Banco Central Europeo debatiendo la normalización monetaria, Kuroda ha estado bajo una creciente presión para proporcionar detalles sobre cuándo el BOJ podría hacer lo mismo. De momento la tasa de desempleo de Japón cayó al 2,4%, la más baja desde 1993, mientras que la inflación en Tokio subió más de lo esperado en febrero, lo que sugiere que los precios podrían subir más en todo el país. La próxima reunión del BOJ es del 8 al 9 de marzo, sin que se esperen cambios en los estímulos.
En Canadá la inflación se incrementó a un ritmo mayor del esperado, de hecho la inflación subyacente marcó niveles no vistos desde septiembre del 2016. Hechos que presionan al Banco de Canadá que mantuvo la expansión con tipos de interés bajos. La entidad podría incluso subir los tipos de interés dos veces en lo que resta de año.
El Banco de Suecia (Riksbank) ha visto cómo la inflación se ha ido desacelerando poco a poco y les ha pillado por sorpresa. Aquí la entidad se encuentra con muchas dudas de si podrá este mismo año proceder a la reducción de los estímulos monetarios.