"Nos encontramos algo desorientados. Hemos pasado del mejor de los mundos posible a un sálvese quien pueda. De una opinión casi unánime de que las correcciones son para comprar, a deshacer posiciones si los mercados rebotan. ¿Qué está pasando?", me preguntaba un inversor particular hace unos días en un interesante correo. Pues está pasando que los mercados fluctúan, y muchas de esas fluctuaciones no tienen por qué tener una explicación fundamental. Simplemente son un movimiento correctivo a una subida previa.
¿Es eso lo que está pasando esta vez? Posiblemente, aunque muchos inversores lo que temen es que la justificación de las ventas sea mucho más profunda.
Nicolás López de M&G Valores señala al respecto: El gran temor de fondo que acompaña y alimenta las correcciones bursátiles es la posibilidad de que estemos ante un deterioro significativo de la economía. Actualmente habría dos posibles argumentos en este sentido. Por un lado el temor a un sobrecalentamiento de la economía norteamericana que alimenta el temor a riesgos inflacionistas y a subidas de tipos de interés que precipiten el fin de ciclo. Por otro lado la desaceleración de algunos indicadores europeos, unida a la persistente debilidad de la inflación, plantea el temor a una vuelta a un escenario de crecimiento débil en Europa después del “espejismo” de unos trimestres de crecimiento sólida que tocaría a su fin.
Realmente creemos que ninguno de los dos argumentos tiene realmente bases sólidas para ser defendidos. La situación de la economía global no presenta desequilibrios significativos que hagan temer por un deterioro en los próximos trimestres. Obviamente una guerra comercial global a gran escala sería un factor que impactaría en el crecimiento, por lo que es normal que los mercados estén atravesando una fase de turbulencias, pero vemos muy poco probable que llegue a materializarse.
En general, por tanto, seguimos viendo la actual fase correctiva como una respuesta defensiva de los inversores después de las fuertes subidas del último año y la aparición de algunas incertidumbres sobre el futuro: inicialmente fue el cambio hacia un escenario de más inflación y tipos de interés más altos, y después el riesgo de una guerra comercial. Es posible que estas dudas nos acompañen todavía por algunos meses.
Realmente sólo a posteriori podremos confirmar si estamos iniciando el camino hacia una recesión. Ahora tenemos que tener una hipótesis basándonos en el estado general de la economía y los mercados, y no sólo en indicadores que se elaboran en base a encuestas que incluyen un importante componente de expectativas. En este sentido, creemos que la situación de la economía global sigue mostrando una gran solidez y vemos muy poco probable un deterioro significativo que siente las bases de una recesión en próximos trimestres.