S&P elevó el viernes pasado el rating de los principales bancos españoles en un escalón. La decisión se produce tras la elevación del rating por la misma agencia de la deuda pública española el 23 de marzo.
La mejora de la percepción de riesgo país por la Agencia descansó en tres factores: la fortaleza económica, la mejora en la posición de la balanza exterior y el proceso de consolidación presupuestaria. Y con perspectivas positivas.
Según destacan diferentes medios, la decisión el viernes pasado de S&P de mejorar la calificación de los bancos españoles se apoyó en una combinación de factores destacando una clara mejora en las condiciones de financiación y el beneficio que obtendrán de la mejora económica. Sin duda las decisiones tomadas por el BCE durante la crisis han facilitado tanto una mejora en los costes de financiación como el propio funcionamiento del mercado. Pero estos beneficios se han canalizado hacia la economía real, el objetivo último de estas medidas monetarias.
El elevado dinamismo que muestra la economía española en estos momentos descansa en el esfuerzo realizado por la sociedad para superar los desajustes del pasado, obteniendo el mayor beneficio a través de unas condiciones de financiación muy favorables. Y sin los bancos españoles esto no habría sido posible.
Los bancos españoles han realizado un importante esfuerzo de consolidación y ajuste durante la crisis, alcanzando en estos momentos una posición adecuada para seguir apuntalando un escenario a futuro de mayor crecimiento y prosperidad.