Según el famoso inversor Jeffrey Saut, estratega jefe de Raymond James, se han escrito pocos párrafos tan importantes en el mundo financiero como los que Edgar Genstein incluyó hace más de 60 años en su libro “Stock market profit without forecasting”.
Vamos a transcribir dos párrafos de esa obra en estas páginas para que ustedes juzguen:
“Durante las etapas de avances sostenidos en los precios de las acciones, que generalmente duran entre cinco y siete años de cada década, el inversor puede mantener con tranquilidad una lista de acciones que actualmente son impredecibles. El inversor no se debe preocupar por el techo del mercado porque sabe que nunca va a vender en el techo. El inversor debe saber que las probabilidades son abrumadoras a favor de la suposición de que obtendrá precios mucho mejores esperando hasta que se supere el techo anterior y pueda identificar una posible vuelta en la tendencia, que si intenta anticipar una posible vuelta en la tendencia. Bajo mi experiencia, las mayores ganancias que hemos obtenido provienen de las acciones compradas mientras estaban haciendo un nuevo récord y el mercado esperaba que estuvieran haciendo un techo.
Como ya he señalado, el precio absoluto de una acción no es importante. Es la dirección del movimiento del precio lo que cuenta. Lo más probable es que la dirección del movimiento previo de un precio continúe en el futuro. Siempre hay tiempo para vender después de que el precio de un activo se dé la vuelta, nunca cuando creas que ha llegado al techo. De esta forma, nunca obtendrá el mejor precio, pero algunas de sus ganancias serán grandes y sus pérdidas deberían ser bastante pequeñas. Esto e todo lo que es necesario para un desempeño de inversión satisfactorio y enriquecedor.”
Básicamente, lo que Genstein nos dice en estos dos párrafos, es que no es necesario ni conveniente intentar anticiparse al techo de una acción, pues la historia nos señala que además de sumamente difícil es más probable que el precio siga subiendo que realmente se alcance un techo. Es mejor vender más abajo, cuando haya constatación de que la acción se haya dado la vuelta.
En esto interviene un claro aspecto psicológico. Los gestores sabemos bien que nos cuesta vender un activo a 10 cuando hace unos días lo veíamos a 11. La tendencia normal es esperar a ver si vuelve otra vez a 11 para deshacer la posición. Lo más probable es que al final lo vendamos a 9. El sesgo emocional es uno de los factores más relevantes en los errores de gestión, y uno de los que hay que trabajar con más cuidado para tener posibilidad de “sobrevivir” en el mercado a largo plazo, que es realmente difícil.
Por tanto, y como conclusión, olvídense de intentar buscar ni el techo ni el suelo de una tendencia. Céntrense sólo en el diferencial entre el precio de compra y el precio de venta del momento. No tengan en consideración “cuánto pudo haber ganado”, sino cuál es su situación actual, y si los motivos de cierre de una posición son objetivos. Mientras no lo sean, mantenga sus títulos.