C.F.A. va cumplir la semana que viene 70 años. Por un error en mi agenda lo llamé hace unos días para felicitarlo. La buena intención suple con creces el fallo en la entrega de felicitaciones, pero C.F.A. lo entendió. Es un inversor de a pie, de los de verdad. Lo conocí hace 35 años en el parqué viejo de la vieja Bolsa de Madrid. Desde entonces, mantengo conversaciones esporádicas. Intercambiamos sentimientos de mercado. Analizamos tendencias. Pulsamos el ambiente. Cada uno desde nuestra perspectiva particular.
"Ni dinero extranjero a espuertas, ni mejora incipiente de la actividad económica de la zona euro, con más dudas y servidumbres aún que otra cosa, ni demás gaitas. Los inversores pequeños no tenemos cabida en la Bolsa española, ni en otras Bolsas, porque la Represión Financiera es total. Además, en España hay que mantener las posiciones más de un año, como mínimo, porque si se compra y vende a corto plazo, a menos de un año, el Estado se lleva más de la mitad del beneficio obtenido. Si pierdes, te aguantas, porque apenas hay beneficio fiscal, que, en cualquier caso, sería compensatorio..."
"El pequeño inversor, en este caso el inversor no institucional, está-estamos cada vez más desplazados, dejados de la mano de dios. A la fiscalidad agresiva e insoportable, se une la sofisticación técnica de los mercados. Las máquinas campean libremente. Van a tal velocidad en sus tomas de decisiones (decisiones que les marcan los programas asistidos por ordenador) que es imposible seguirlas. Incluso si uno tiene una máquina tampoco puede mantener el ritmo, porque cada día aparecen nuevas máquinas más rápidas..."
"Cuando yo empecé a moverme por el mundo de la Bolsa había un par de agentes de Bolsa que vivían del arbitraje entre la Bolsa de Madrid y de Barcelona. El negocio consistía en jugar con la diferencia de cambio de un mismo valor, por ejemplo fecsa, que cotizaba en los dos mercados, pero con unos minutos de diferencia. Se buscaban las diferencias de precios y se cerraba el negocio..."
"Hoy este negocio es historia del paleolítico. Las máquinas están funcionando las veinticuatro horas del día. Barren todas las posiciones a nivel global. Fíjate cómo será el asunto, que la Bolsa de Tokio estudia alargar su horario y abrir por las noches. Unas Bolsas, en fin, que me recuerdan a la competencia que ha existido entre Grandes Superficies y negocios de barrio. Han desaparecido más de dos tercios, incluso más, de los colmados, mercerías y otras tiendas de la infancia..." "Mientras los grandes inversores se refugian en las SICAVS y las instituciones cuentan con otros refugios legales, los pequeños tenemos que ir a pecho descubierto y pasar por caja. No es una buena filosofía económica, porque está demostrado que el Estado recaudaría más si baja la presión fiscal sobre la Bolsa y las inversiones. Ya lo vimos en etapas anteriores..."
"Ahora que el dinero extranjero llega a España ¿por qué no adecuar la fiscalidad de las inversiones en España a lo que sucede en el resto de Europa? Todos saldríamos ganando..."