El euro llegó a revalorizarse frente al dólar a 1,2557 en el mes de febrero y desde ahí comenzó una inercia bajista que le ha llevado a niveles de los últimos 5 meses. Veamos cuestiones de este mercado porque está interesante.
Entre las razones de que el billete verde se haya fortalecido frente a la divisa comunitaria tenemos las siguientes:
Trump tuvo su papel de “injerencia” en su momento para que el dólar estuviese más débil y por tanto eur/usd subiese con fuerza. Su famosa declaración hace algo más de un año (“pienso que el dólar está demasiado fuerte y en parte es culpa mía porque la gente tiene confianza en mí”) tuvo una repercusión importante. Y es que fíjense que desde ese momento el dólar cayó un 15% frente a 15 de las 16 mayores divisas del mundo (únicamente el real brasileño cayó más aún si cabe) y el índice dólar se dejó un 11%.
Pero ese pico en febrero de 1,2557 fue lo máximo que subió eur/usd y las palabras de Trump dejaron de tener efecto ante la subida de la inflación (por el auge de las materias primas).
Dicha subida de la inflación trasladó el nuevo sentimiento al rendimiento de los bonos a 10 años, que subieron superando ligeramente la zona psicológica del 3%.
Aquí me gustaría hacer un inciso, ya que creo que hay que decirlo todo sin llevar al alarmismo. Jaime Dimon (director de JP Morgan) comentó que la pasada semana que los inversores deberían estar preparados porque que los rendimientos del bono a 10 años subirán al 4%. Es más, Michael Hasenstab (Franklin Templeton) dice que con un crecimiento del 3% en USA y una inflación del 2%, los bonos deberían subir a 4,5-5%. Hombre, esperemos que no, a mi sinceramente se me hace difícil verlo en esos niveles, más que nada porque la presión inflacionista no tiene el suficiente calado ni intensidad (el IPC subió 0,2% el mes pasado, por debajo del 0,3% esperado, la inflación subyacente, que ignora los precios de la energía y los alimentos y generalmente se considera una medida más fiable de la presión sobre los precios, subió 0,1% en abril, por debajo del pronóstico del 0,2%).
Sí, las condiciones del mercado laboral son óptimas y la inflación subyacente seguirá al alza, “obligando” a la FED a subir los tipos de interés 2-3 veces en lo que resta de año, pero es algo que los inversores vienen descontando desde hace tiempo (los futuros de los fondos federales dan un 100% de probabilidades de que en junio será el primero de esos movimientos).
Así pues, los motivos de que el escenario comenzase a cambiar en eur/usd justo en el mes de febrero no es casualidad, fue cuando los bonos a 10 años subieron con fuerza anticipando la sensación de que los inversores esperan varios movimientos al alza de las tasas de interés por parte de la FED.
Pero claro, cuidadito con tener un euro demasiado fuerte. Hay muchos estudios al respecto, pero particularmente me gusta el llevado a cabo por Credit Suisse en el que estima que por cada 10% que sube la divisa comunitaria resta un 6% del BPA (beneficio por acción) en la Bolsa del Viejo Continente.
¿Y qué podemos esperar de eur/usd para lo que resta de año? Comencemos por la parte técnica y finalmente será el turno de los pronósticos…
En el gráfico pueden apreciar cómo nos encontrábamos en un rango lateral y plano que duró bastante tiempo (desde marzo 2015 a julio 2017), un rango rectangular que actuó de maravilla, ya que siempre que el precio tocaba uno de sus extremos, rebotaba en sentido contrario, así una y otra vez, hasta que finalmente, tras algo más de dos años, el precio logró salir de este rango (concretamente hacia arriba), reflejando una señal de fortaleza alcista.
No sería de extrañar que incluso bajase a buscar apoyo a la zona de 1,1587, lugar donde seguramente entrase dinero y asistiéramos a un rebote al alza, pero para ello ha de llegar primero y está todavía por ver.
Las estimaciones del consenso de mercado en Wall Street estiman que a finales de año rondará 1,21 y que el próximo año estará en 1,25.