Voy a contarles algunas cositas de lo que está pasando con el petróleo que seguramente no sepan, porque hay que decirlo todo para entender lo que está sucediendo realmente.
El precio del petróleo Brent llegó a los 80 dólares (su precio medio en 2017 fue de 54 dólares y el año anterior de 45 dólares). En lo que llevamos de ejercicio sube un 19%. Motivos no le falta para ello:
- El recorte de la producción de 1,8 millones de barriles diarios aprobado a finales de 2016 por la OPEP y otros productores.
- Las tensiones geopolíticas en Siria.
- La producción de Venezuela se ha reducido fuertemente, siendo inferior a 1,5 millones de barriles, algo no visto en tres décadas.
- Con Irán sucederá algo similar tras el abandono de USA del acuerdo nuclear.
Pero no nos engañemos, las cuatro causas que les acabo de exponer son ciertas y reales, pero la mayoría no justifican ni en sueños lo que está sucediendo. Un ejemplo rápido para no aburrirles: que la producción de Venezuela e Irán caiga con fuerza da igual, los otros 12 países compensarían la caída de la oferta. La realidad es que con la subida del precio del crudo, la mayoría de los miembros de la OPEP están incumpliendo las cuotas asignadas, es decir, para decirlo clarito, están produciendo por encima de lo que debieran para ganar más dinero porque todas sus ganancias provienen de exportar oro negro. Así de simple, luego podemos adornar el asunto como queramos, pero cuando los “jueces” son parte interesada, tenemos un conflicto de intereses en toda regla.
Los hedge funds recortaron sus posiciones de largos (compras) en el petróleo Brent en un 8,6% durante la semana (501.634 contratos), siendo el mayor descenso desde el verano pasado (junio del 2017). Por su parte, los hedge funds redujeron sus posiciones de largos (compras) en el petróleo WTI en un 2% (377.520 contratos), el mayor descenso desde el pasado mes de noviembre.
Estos recortes se tradujeron en la primera caída semanal desde principios del mes de abril. Uno de los motivos que llevó a los hedge funds a esta tesitura fue que Arabia Saudí comentase que ellos, junto con Rusia y la OPEP podrían impulsar la producción de petróleo en la segunda mitad del año para calmar la ansiedad de los consumidores por los precios elevados (“haremos lo que sea necesario para tranquilizar a los compradores”). Y es que están preocupados por la situación de Venezuela y de Irán, temas a tratar en la próxima reunión de la OPEP el 22 de junio. Digamos que la caída en la participación en los mercados internacionales de Venezuela e Irán podría dejar a la oferta de petróleo muy tocada, aunque la Agencia Internacional de la Energía (AIE) espera que algunos de los mayores países productores de petróleo intervengan para reducir cualquier escasez en la oferta.
El tema es que la AIE quiera evitar que se produzca cualquier hecho que desemboque en un shock del petróleo y desestabilice los mercados. Fíjense que por primera vez en más de cinco años, Arabia Saudí y otros productores de petróleo están sintiendo la presión política de los países consumidoras, bueno, la famosa frase de Trump el pasado mes lo dice todo (“los precios del petróleo son artificialmente muy altos, no sirven y no serán aceptados”). Así pues, lo positivo es que los principales productores de petróleo están respondiendo a las preocupaciones de los consumidores sobre el efecto de los precios del crudo en 80 dólares el barril.
¿Qué podemos esperar del crudo? No se puede poner la mano en el fuego por ningún precio. Goldman Sachs espera que llegue a los 98-100 dólares el barril en los próximos meses y Morgan Stanley algo parecido. Es cierto que los factores existentes invitan a pensar en que la inercia alcista continuará pese a que acumule una subida superior al 25% desde los mínimos. Los 80 dólares es un nivel para no tomarse a broma, puesto que el perjuicio para los consumidores ya supera al beneficio de los productores. Y no olvidemos que a este precio empieza a preocupar a las aerolíneas y a las compañías navieras (por el tema de los seguros contra la subida de los precios de la energía).
Al menos, dentro de lo malo, hay que mirar el vaso medio lleno, porque los efectos dañinos actualmente son menores respecto al pasado, ya que ahora la producción está más repartida y la economía necesita menos petróleo para producir bienes y servicios. El aporte de UBS es muy clarificador: hoy se necesita un 7% menos de petróleo para producir lo mismo que hace 10 años, si el Brent llegase a los 100 dólares por barril el crecimiento económico para 2019 caería hasta el 1,8% anual frente al 2% estimado con un petróleo en 70 dólares.
Por cierto, curiosas las declaraciones que hizo Vladimir Putin el fin de semana: “no estamos interesados en que el precio de la energía y el petróleo suban más, un petróleo a 60 dólares el barril se ajusta perfectamente a nuestros intereses, es un precio justo y equilibrado. Cualquier cantidad superior a 60 dólares puede generar ciertos problemas para los consumidores, lo que tampoco es bueno para los productores
El primer gráfico corresponde al petróleo Brent.
El segundo gráfico se refiere al petróleo West Texas Intermediate