Cuando se trata de justificar brutales subidas de impuestos, buena parte de la izquierda suele apelar al infierno fiscal europeo: a la postre, la Eurozona es más rica que España y, a la vez, también soporta una mayor carga tributaria. ¿Cómo no imitar los aparentes casos de éxito del mundo desarrollado?
Sucede que la Eurozona no es el único ejemplo de club de países ricos en el que podemos fijarnos. Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reúne a 35 Estados cuya renta per cápita es superior a la de la Eurozona: en particular, 43.801 dólares internacionales frente a 40.919. Y, a diferencia de la Eurozona, la carga tributaria de la OCDE no es superior a la española: en 2017, el conjunto de Estados que conforman esta organización internacional extrajeron rentas a sus ciudadanos equivalentes al 37,7% del PIB… idéntico porcentaje al de España. O dicho de otra forma: podemos ser tan prósperos —o más prósperos— que la Eurozona sin emular su (aún más) vampírico modelo tributario.
De hecho, en algunos gravámenes, la fiscalidad media de la OCDE es apreciablemente inferior a la española: me refiero, en particular, a aquellos que se imponen sobre las rentas salariales, esto es, al IRPF y las cotizaciones sociales. Lo pudimos volver a comprobar hace unos días con la publicación de su informe anual Taxing wages 2018. La finalidad de esta serie de estudios es medir la denominada cuña fiscal en cada uno de los Estados miembros de la OCDE: es decir, qué porcentaje del salario de un trabajador es esquilmado vía impuestos directos.
Pues bien, el trabajador promedio se ve castigado en España con una cuña fiscal del 39,3%: casi el 40% de su salario antes de impuestos es destinado a pagar IRPF y cotizaciones sociales (conste que estamos dejando de lado el IVA y otros impuestos indirectos). Semejante porcentaje es superior en el caso de los 22 países de la Unión Europea que son miembros de la OCDE (41,5%) pero es, a su vez, significativamente inferior para la media de todos los países que conforman la OCDE (35,9%).
La diferencia de 3,4 puntos entre la cuña fiscal de España y la de la OCDE no es precisamente peccata minuta: el salario medio bruto asciende en España a 23.106 euros anuales, el cual se ve incrementado hasta los 30.015 euros anuales si añadimos las cotizaciones sociales tramitadas por la empresa. Una cuña fiscal del 39,3% implica que al trabajador promedio español se le arrebatan cada año 11.795 euros en concepto de IRPF y cotizaciones sociales; si, en cambio, ese ciudadano tributara como en la media de la OCDE (35,9%), debería abonar 10.775 euros anuales, esto es, 1.020 euros menos por año. Y mejor no mencionar los casos de Suiza, Irlanda o Australia, donde ese ciudadano debería pagar, respectivamente, 5.250, 3.630 y 3.210 euros menos por año.
La brecha en la cuña fiscal entre España y la OCDE se da también para los salarios bajos y para los altos. Así, las rentas salariales un 33% inferiores a la media (en España, 20.110 euros anuales antes de cotizaciones y 14.100 euros, después de ellas) soportan una cuña fiscal del 35,8% frente al 32,1% de la OCDE: es decir, pagan 7.200 euros anuales en concepto de IRPF y cotizaciones frente a los 6.455 que abonarían en la media de la OCDE (o los 3.820 de Suiza; los 4.223 de Irlanda; y los 4.766 de Australia). Por su parte, las rentas salariales un 67% superiores a la media (en España, 50.125 euros anuales antes de cotizaciones) soportan en nuestro país una cuña fiscal del 43,7% frente a 40,3% de la OCDE: es decir, pagan unos impuestos directos de 21.904 euros anuales frente a los 20.200 que abonarían en la OCDE (o los 13.233 de Suiza; los 17.101 de Australia; y los 19.000 de Irlanda).
En definitiva, cuando alguien le diga que en España pagamos muy pocos impuestos en relación con nuestro actual nivel de desarrollo, recuérdele que la OCDE es más rica que la Eurozona y que en la OCDE no se pagan menos impuestos que en España; es más, en algunos casos —como los tributos sobre las rentas salariales— se paga notablemente menos. Dejemos de desangrar a los ciudadanos con más exacciones fiscales de todo tipo: al contrario, rebajémoslas intensamente metiéndole con decisión la tijera al Leviatán estatal.