Una de las permanentes aficiones de los inversores es preguntarse por la siguiente "gran oportunidad". El siguiente "trade", "the next big thing", son expresiones bajo las que subyace la idea de que siempre hay algún activo, alguna alternativa de inversión, cuyo rendimiento va a ser realmente extraordinario. Por más que la experiencia demuestre que muchas veces cuando esas "oportunidades" se ponen de moda es, precisamente, cuando ya han dejado de serlo, lo cierto es que a los inversores les han fascinado sucesivamente, entre otros muchos ejemplos, las compañías "punto com" a finales de los noventa, los inmuebles a mediados de la pasada década ("el ladrillo nunca baja, solo sube"), o el oro hace dos años, en el 2011. Normalmente el entusiasmo ha llegado a los inversores tras fuertes subidas previas, por lo que la mayor parte de los compradores se suben al tren en una fase tardía de la escalada, aunque quede algo de recorrido al alza.
Los gestores se ven en la obligación de responder a esa inquietud de los inversores y buscar cada año, cada mes, a veces cada semana, nuevos "eldorados" para atraer la atención y el dinero de los inversores. Hoy la tesis más extendida es que la zona euro podría ser la "gran oportunidad" del 2014. Una tesis basada en una idea sencilla pero potente: las Bolsas europeas se han quedado atrás respecto a las americanas. Mientras el Dow Jones y el S&P baten cada día máximos históricos de todos los tiempos, el Eurostoxx está muy lejos de alcanzarlos.
Bajo esa misma idea, y viendo que dentro de las plazas europeas las que peor se han comportado son las periféricas, como España o Italia, ya que mientras que el Dax ha llegado a sus anteriores máximos de todos los tiempos el Ibex o el Mib están muy por debajo de sus cotas de 2007, la recomendación más fuerte es comprar acciones españolas o italianas, ya que tienen todavía mucho recorrido hasta igualarse con sus comparables europeas o americanas. Una nueva prueba de esa forma de pensar sería la inversión de Soros en FCC.
Este punto de vista, como decíamos simple pero potente, tiene a la vez un apoyo muy grande en la esperanza de que actúe el BCE. En el último año y medio el BCE ha sido el Banco Central más timorato a la hora de los estímulos monetarios. Frente a la QE3 de la Fed y frente a la expansión monetaria "cuantitativa y cualitativa" del Banco de Japón, el BCE se ha limitado a bajar los tipos al 0,25% y a seguir suministrando liquidez abundante a los Bancos de la eurozona, lo cual no es poco, pero realmente el BCE podría ir mucho mas allá simplemente con hacer lo que la Fed ha hecho. La gran esperanza de unos mercados adictos a las inyecciones monetarias es que el BCE se sume a la compra de activos directa contra su pasivo, es decir que en 2014 empiece la QE de la zona euro.
Es difícil saber si Alemania tolerará este paso, pero si la economía europea sigue estancada en crecimientos casi simbólicos, parece difícil que en una primera instancia Alemania pueda oponerse a una política cuyas alternativas son o continuar con los rescates, o la ruptura del euro o el default selectivo de una o varias economías periféricas.
La impresión es que el BCE tendrá fuertes tentaciones y fuertes presiones para entrar en la QE, y que finalmente lo hará, lo cual puede dar alas a las Bolsas europeas más rezagadas, como al española, al introducir la dinámica de "reflación de activos" que tan bien ha funcionado para las Bolsas americanas.
Hasta aquí hemos descrito la tesis positiva, que es a la vez la tesis dominante, la que podríamos llamar tesis oficial. Pero no podemos dejar de advertir, una vez más, sobre los peligros de disfrutar de esta fiesta monetaria. Como decíamos en nuestro anterior comentario, cada vez es más explícita la opinión de que se están creando precios artificialmente altos en los mercados financieros. La complacencia con ese modelo por parte del "establishment" oficial, incluidos sesudos economistas que hasta hace poco se quejaban de los dispendios monetarios de Greenspan, no puede hacernos olvidar lo que parecía apuntar Larry Summers en su discurso en el IMF el pasado 8 de noviembre, a saber, que las economías desarrolladas actuales, tal y como han sido diseñadas, están condenadas a vivir una serie de burbujas recurrentes, que de forma periódica generaran episodios de pérdida de valor para los inversores.
Si esto es así, suponiendo que 2014 vaya a ser, como todos desean y pronostican, una continuación del de 2013, podemos jugar a la " siguiente gran oportunidad" y apostar por las Bolsas europeas y más aun por la española, pero hay que saber también que por el camino puede venir algún ajuste serio, y si viene nadie debería sorprenderse.
Uno de los posibles detonantes de ese eventual ajuste serían los tipos de interés de largo plazo. Esta semana pasada hemos visto de nuevo el tipo del bono del Tesoro americano por encima del 3% y aunque de momento esa subida de tipo largo convive apaciblemente con una subida casi diaria de las Bolsas americanas, lo cierto es que la situación no parece sostenible. En algún momento, si no hay indicios claros de crecimiento, los índices recortarán, incluso con fuerza.
En la zona euro la situación es distinta, ya que los tipos de los bonos soberanos periféricos están muy bajos en comparación con los niveles de hace un año y medio. Pero los tipos del bund alemán y del bono del Tesoro francés han repuntado en las últimas semanas. No hay que olvidar los problemas de los Tesoros de la zona que se ven desprovistos de capacidad para imprimir dinero y en particular la evolución de las cifras en Francia es preocupante, aunque el mercado, de nuevo, esté siendo muy complaciente con la situación.
El modelo de apostar por activos de mayor riesgo ha funcionado bien, incluso extremadamente bien, en el 2013, movido por la liquidez abundante. La zona euro ha superado los problemas políticos italianos, con la victoria de Berlusconi en febrero y luego su dimisión forzada, ha superado también el deterioro y las malas cifras de Francia, los incumplimientos de varias economías periféricas respecto a sus compromisos y el rescate de Chipre en marzo con imposición de pérdidas a los depositantes de los Bancos. El Ibex subió desde los siete mil quinientos puntos que marcaba el 24 de junio hasta los diez mil puntos del 21 de octubre impulsado por el argumento comparativo (el Ibex se había quedado atrás) y por la expectativa de un "turnaround" de la economía española.
Todo esto ha funcionado bien en 2013, pero el guión de 2014 esta todavía por escribir, y en ese guión una parte sustancial debe ser el crecimiento, ya que todo indica que la Fed seguirá con su tapering y que las altas cotizaciones actuales de las Bolsas solo tienen sentido si realmente hay crecimiento fuerte. Hasta hace poco las Bolsas subían con las malas noticias económicas porque los inversores pensaban que esas malas noticias iban a impedir a la Fed retirar la liquidez extra. Estas ultimas dos semanas, a partir de la decisión de la Fed del 18 de diciembre, las Bolsas han cambiado y ahora reaccionan bien a las buenas noticias, las que indican que la economía crece.
Son los buenos datos y las expectativas de crecimiento las que ha hecho subir esta semana en torno a un 4,5% al Eurostoxx, el Dax, el Ibex y el Mibtel, y las que ha hecho subir en torno a un 2,5% al S&P y al Nasdaq ya casi un 3% al Dow y al Nikkei. Las Bolsas parecen celebrar por anticipado el crecimiento, pero, dadas las subidas de 2013, no bastará con buenos datos, sino que deberá haber realmente muy buenos datos para que las Bolsas sigan subiendo. En la zona euro vemos a la Bolsa alemana en máximos históricos de todos los tiempos y tras las subidas permanentes desde julio hay pocas acciones europeas baratas, salvo que acudamos al modelo "comparativo". Realmente, si lo que queremos es comprar Bolsas que se han quedado atrás, lo mejor sería comprar emergentes, ya que el índice MSCI Emerging Markets ha caído casi un diez por ciento en euros en el año 2013.
En la semana a caballo entre 2013 y 2014 vamos a conocer diversos datos como los ISM chinos y americanos de diciembre, y vamos a ver como reaccionan las Bolsas desde las alturas. Lo normal es que, dadas las fechas y dada la inercia, de moverse hacia algún lado, lo hagan hacia arriba, pero los retos de 2014 para los inversores son mayores aun que los que presentaba 2013.